La primera “Adelita” fue Adela Velarde Pérez; a continuación en Unotv.com te contamos quién fue y cómo surgió este mote que se le dio a las mujeres en la época de la Revolución y que, incluso, inspiró varias canciones que se escuchan en la actualidad.
Adela Velarde Pérez nació un día como hoy pero del año 1900 en Ciudad Juárez, Chihuahua. Fue hija de una familia adinerada; sin embargo, desde adolescente, a la edad de 15 años, encontró que su vocación era la medicina y ayudar a las personas.
Para 1915, a cinco años de haber iniciado la Revolución Mexicana, se integró a la Asociación Mexicana de la Cruz Blanca y creo el grupo revolucionario “las adelitas”, cuya principal actividad era curar a los hombres que eran heridos durante combates.
Sin embargo, a Adela no se le supo reconocer su trabajo ni como enfermera ni “soldadera“, que es otro término como también se le conocen a las “adelitas”, a pesar de que estuvo en el campo de guerra acompañando a los hombres.
Muchos años después, en 1962 solo se le reconoció como una veterana más de la Revolución y por su oposición al Gobierno de Victoriano Huerta como presidente de la República entre 1913 y 1915. Archivos históricos refieren que murió en completa miseria en Estados Unidos a la edad de 71 años.
Adelita, inmortal en canciones
Si Adelita se fuera con otro,
Fragmento del corrido La Adelita, interpretado por Jorge Negrete.
la seguiría por tierra y por mar
Si por mar, en un buque de guerra
Si por tierra, en un tren militar.
La música, al parecer, le hizo un poco de justicia a la valiente Adela; el compositor Antonio del Río le dedicó varias canciones como La Charrita y La Adelita, esta última interpretada por otros artistas como Amparo Ochoa o Jorge Negrete, y en una versión más moderna, con la agrupación de ska Todos Tus Muertos.
Así, la primera “Adelita” cumple este martes 121 años, en un mes lleno de festejos patrios por la Independencia de México.
¿Qué más hacían las “adelitas”?
El papel de las “adelitas” o “soldaderas” era diverso; realmente muy pocas mujeres eran combatientes; es decir, que estaban con fusiles en mano y le “entraban” al fuego cruzado; lo que es verdad es que el trabajo que la mayoría realizaba era en otras actividades, como trabajo doméstico, enfermería o en la cocina, que era esencial para el funcionamiento de los pelotones, puesto que la cantidad de personas a las que tenían que atender era mucha.
Está documentado que, a veces, las mujeres tenían que cocinar mientras el tren paraba para poder asegurar que habría comida todo el tiempo.