El 19 de septiembre ha marcado a México. En 1985 un sismo despertaba a los mexicanos y, 38 años después, el mismo día, un nuevo temblor revivía la historia, el miedo pero, sobre todo, la solidaridad nacional.
Mientras el terremoto de 1985 llegó a su aniversario 38, y el de 2017, al sexto, se recuerda cómo la gente se organizó para iniciar los rescates de las personas atrapadas entre los escombros y para la posterior búsqueda de sobrevivientes, esto a pesar del polvo, el cansancio y la incertidumbre.
Estas acciones se hicieron pese al miedo que dejaron los sismos entre la población.
La solidaridad de los mexicanos tras los sismos
Al pensar en el 19S, es común recordar aquellos puños cerrados, alzados por sobre lo que antes fueron edificios, viviendas u oficinas, para pedir silencio, o bien, anunciando el hallazgo de alguna víctima o sobreviviente. Muchos de estos puños eran civiles que se ofrecieron de voluntarios para ayudar a bomberos, rescatistas y militares.
Cuando las personas que se encontraban en medio de los inmuebles colapsados, se podía ver incluso desde lo lejos, los brazos levantados y el puño para solicitar silencio, y así, poder oír la voz, un quejido o sonido que alimentara la esperanza de la vida.
Comida y ayuda por doquier
Cómo olvidar que el de hace seis años dejó también otro tipo de imágenes. Vecinos daban comida y agua a los voluntarios para que no tuvieran que gastar o alejarse mucho de donde ayudaban. La Cruz Roja desplegó en el sismo de 2017 más de 7 mil voluntarios en el país para labores de socorro.
Las personas improvisan grupos en redes sociales para organizar transporte de medicinas en moto, ofrecían sus casas para dormir y los dueños de las tlapalerías donaban su mercancía como palas y picos para el rescate de las víctimas.
Y aunque, las imágenes de escombros y edificios dañados eran desoladoras, la unidad y solidaridad del mexicano era imponente. Jóvenes que prestaron sus manos fuertes para sacar sobrevivientes. Cadenas humanas para quitar escombros. Ahí, en las zonas de desastre no había diferencias, todos eran hermanos.
También había agua para los perros que ayudaban en la búsqueda de personas. Personas compartieron tomas eléctricas para que la gente recargara sus celulares y no perdiera la comunicación.
Se improvisaron camillas, medios de transporte para trasladar heridos. La ayuda llegaba al por mayor.
No eran rescatistas profesionales, pero salvaron vidas sin equipo de protección pero con mucha voluntad
Entre los voluntarios no sólo hubo rescatistas, también profesionales, como arquitectos e ingenieros, quienes ofrecían su ayuda para la verificación de fachadas e inmuebles, para determinar, sin costo alguno, si era necesario evacuarlo. También hubo quienes prestaron sus automóviles para llevar a los heridos a algún hospital.
Cada 19 de septiembre es un recordatorio, no sólo de la tragedia, sino de la unidad, la solidaridad y la hermandad que caracteriza a los mexicanos.
La ayuda seguía llegando, ahora como víveres
Sin embargo, la ayuda no quedó ahí. En el sismo de septiembre de 2017, la Cruz Roja Mexicana recibió más de 5 mil toneladas de ayuda. Esto, en artículos de higiene personal y para la limpieza del hogar, catres, alimentos y mantas, que se suman a las 664 toneladas recolectadas desde 24 países por parte del Gobierno federal, a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).
Incluso, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) refiere en un texto sobre el terremoto del 19 de septiembre de 1985 (S19), de magnitud 8.1:
“Ante la parálisis y reacción tardía de los Gobiernos federal y de la capital del país, la población civil se organizó de manera espontánea y demostró su solidaridad para ayudar a sus hermanos en desgracia. Sin herramientas ni maquinaria, los ciudadanos, los vecinos, removieron con sus manos los escombros para rescatar a las víctimas, auxiliar a los heridos y resguardar o dar cobijo a los sobrevivientes que perdieron a sus familiares”.
A la par, destaca cómo, desde los pocos segundos que le siguieron, “la gente se puso a remover escombros. Ayudaron a los vecinos, crearon sus propias redes de comunicación, improvisaron camillas y medios de trasporte para llevar a los heridos a los hospitales”.
Lo mismo se vivió tras el sismo del 19 de septiembre de 2017, que tuvo una magnitud de 7.1 grados. Aunque en menor medida que el de 32 años antes, por los protocolos implementados en cuestión de Protección Civil, así como la mejora en las normas de construcción, obligó a la sociedad a volver a salir a las calles y escarbar entre los escombros para encontrar señales de vida.
Impactantemente, éste se registró horas después del simulacro anual realizado en conmemoración del 85.
- En 1985, el sismo fue a las 7:15 horas, mientras que el de 2017 ocurrió a las 13:14 horas.
Fallecidos en los sismos de 1985 y 2017
Según el Gobierno, al contabilizar los muertos de 1985 sólo existen estimaciones: 3 mil 192 fue la cifra oficial, mientras que 20 mil fue el dato resultante de los cálculos de algunas organizaciones.
Tras el sismo de 2017, se contabilizaron 369 muertos y más de 7 mil heridos en todo México, según El País.
Ahora, cada 19S, México recuerda a quienes fallecieron en los sismos no sólo atrapados en el inmueble donde habitaban o trabajaban, sino también a quienes perdieron la vida ayudando a otros, dando un ejemplo de solidaridad.