No fue el xoloitzcuintle, tampoco el chihuahueño, el perro de mayor simbolismo en México fue el loberro, cuenta a UnoTV el investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Raúl Valadez Azúa.
“Era un cuerpo de perro manejable, pero que portaba la sangre del lobo, que era un animal con un enorme valor simbólico en el México antiguo. De cariño, le pusimos loberro, que surge de tiempos teotihuacanos, sobre todo en el centro de México, donde existían también las manadas de lobos de manera naturak”.
Raúl Valadez Azúa / UNAM.
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La existencia de este híbrido fue confirmada a finales de los años 90 en el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM.
Sucedió cuando el hoy coordinador del área de Paleozoologia de la UNAM, Bernardo Rodríguez, investigaba para su tesis los huesos de perro encontrados en entierros prehispánicos.
“A pesar de que estamos hablando de perros adultos, veo que los dentarios son de diferente tamaño, terminan en sus ápices de diferente forma. Hay cráneos robustos, en los que los maxilares son un poco más esbeltos, más gráciles y otros más un poco más amplios. Las piezas dentales pueden ser más grandes, más cortas. Tendríamos un animal que, a lo mejor, podría tener algunas similitudes, si quisiéramos verlo así, con un pastor alemán”.
Bernardo Rodríguez.
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El estudiante concluyó que el loberro no fue un accidente de la naturaleza, sino que fue creado por los antiguos mexicanos.
“Tomaban a sus perritas, cualquier tipo, las sacaban fuera de la ciudad. Esperaban a que pasara la manada de lobos para que preñaran a la hembra con la intención de obtener la esencia del lobo en un cuerpo manejable”.
Bernardo Rodríguez.
Tras más de 20 años de investigaciones, los académicos dedujeron que no cualquiera podía tener un loberro.
“Lo hemos reconocido también en la mixteca e incluso algún ejemplar lo hemos visto hasta la península de Yucatán. Posiblemente, dentro de los intercambios comerciales, regalos entre funcionarios y demás”.
Raúl Valadez Azúa. Instituto Investigaciones Antropológicas, UNAM.
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“Mientras que un Xoloitzcuintle, un perro común, un tlalchichi, podría tenerlo una persona bajo cualquier criterio”, resalta Bernardo Rodríguez Galicia.
El loberro dejó de existir tras la conquista, pero su estudio ha inspirado la creación de una nueva raza 100% mexicana.
“Sería muy complicado poder hablar de un loberro en la actualidad, aunque hay algunos aventurados que han hecho este tipo de situaciones en cuestión de manejo zootécnico de obtener a los loberros, por ejemplo, tenemos a la raza calupoh que precisamente nace y empieza a desarrollarse a partir de nuestros estudios”.
Bernardo Rodríguez Calicia.