Carolino es el nombre del último perro que se ha vuelto la sensación de las redes sociales, y es que la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) lo “contrato” para que se dedicara a cuidar las instalaciones de la Facultad de Filosofía y Letras; a cambio, la comunidad estudiantil y los profesores le dan comida, caricias y cuidados.
Este can, enfundado en su pechera negra, se ha ganado el corazón de quienes se lo encuentran meneando la suave, peluda y alegre cola entre los pasillos de las instalaciones, pero ¿cómo fue que este hermoso animalito se ganó su plaza en esta escuela?
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Carolino se “coló” a la BUAP
En entrevista con medios de comunicación, Ángel Yáñez, director de la Facultad de Filosofía y Letras, contó que el perro vivía en la calle hasta que tuvo la determinación de entrar al edificio siguiendo a un miembro del equipo de la Dirección de Apoyo y Seguridad Universitaria (DASU).
Al verlo pequeño y adorable, decidieron dejarlo pasar la noche bajo el techo de la BUAP, pero al pasar los días el can no se iba, por lo que finalmente lo adoptaron.
“Se le acondicionó un espacio con cama y se le comenzó a atender con su esquema de vacunas, servicio médico veterinario”
Ángel Yáñez, director de la Facultad de Filosofía y Letras
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Tanta es la libertad que tiene Carolino dentro de la BUAP que camina por sus instalaciones y se le permite entrar a las clases.
Lo único que se le ha pedido a los alumnos de la Facultad de Filosofía y Letras es que lo respeten y no le den cualquier cosa de comer, pues, cuando no había disciplina con su alimentación, se enfermó. Ahora tiene una dieta basada en croquetas y sobres.
Yáñez comentó que nota un cambio positivo en los estudiantes desde que interaccionan con el canino.
De perro vigilante y oyente, a terapeuta
Para poder quedarse dentro de la Facultad de Filosofía y Letras, Carolino no solo vigila la escuela, también tuvo que comprometerse a asistir una vez al Centro de Apoyo Emocional y Terapia Ocupacional, donde asiste a personas que lo necesitan.
“Buscamos que el perro ayude en caso de que alguna persona de nuestra comunidad tenga alguna crisis por depresión, aislamiento o ansiedad”
Ángel Yáñez, director de la Facultad de Filosofía y Letras
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Finalmente, los miembros de la DASU comentaron que el suave lomito es todavía muy joven, por lo que las travesuras no han faltado. En alguna ocasión los alumnos se quejaron de que fueron mordidos cuando el canino jugaba, pero poco a poco han entendido que es un cachorro que apenas comienza a moderar sus instintos.
¿A poco no está bien lindo?