Aunque sin la convocatoria de las registradas en marzo, este 1 de mayo volvieron a enfrentarse manifestantes y la Policía en París y Nantes, en las protestas contra la reforma a las pensiones y el aumento de la edad de jubilación en Francia.
En el marco del Día del Trabajo, y bajo el contexto de la inquietud por la inflación, cientos de miles de personas volvieron a manifestarse en toda Francia contra el decreto del presidente Emmanuel Macron de elevar la edad de jubilación de 62 a 64 años para 2030, y que aplicaría desde septiembre próximo.
Mientras entre coches incendiados en plena calle en París, una imagen regular desde el inicio de las protestas, los manifestantes se enfrentaban a la Policía que buscaba reprimir las manifestaciones con cañones de agua y gases lacrimógenos.
“Es un gran 1 de mayo. No es el final de la lucha, es la protesta del mundo del trabajo contra esta reforma”, subrayó el líder del sindicato CFDT, Laurent Berger, al inicio de la manifestación en París por el Día Internacional de los Trabajadores.
Desde el inicio del conflicto social en enero, la atención mundial se ha centrado en la segunda economía de la Unión Europea (UE) como un referente del futuro de las pensiones en el mundo, mientras que este lunes conmemoraron el Día del Trabajo en la capital francesa representantes sindicales de Corea, Turquía, Colombia, España y Estados Unidos, entre otros.
“No se trata de preservar las jubilaciones en Francia, sino en todo el mundo. La gente debería poder jubilarse dignamente“, dijo David Huerta, de 56 años, representante del sindicato estadounidense del sector servicios SEIU-USWW.
Y es que la reforma en Francia ha puesto en entredicho la importancia dada al trabajo en la vida de los ciudadanos, especialmente tras la pandemia de COVID-19 y sus confinamientos, a la que se suma la inquietud sobre la crisis climática.
“El COVID fue una especie de revelación y crisis del trabajo, un cuestionamiento ético al peso del mismo”, resumió el sociólogo Marc Loriol en la radio France Inter en enero, días después del inicio de las protestas en Francia.
Asimismo, durante las protestas, ecoactivistas rociaron con pintura la fachada de la Fundación Louis Vuitton y la sede del ministerio francés de Justicia, en la célebre plaza Vendôme, para denunciar, en este último caso, una “ley [de las pensiones] ‘climaticida'”.
Difícil, la salida de la crisis
En Francia los sindicatos están decididos a continuar la lucha contra una reforma “injusta” que consideran que castiga a las mujeres que interrumpieron su carrera para cuidar de los hijos, y para quienes empezaron a trabajar muy jóvenes.
Aunque las protestas del 1 de mayo fueron las más numerosas en este día feriado en años, no parecen alcanzar el nivel de movilización de inicios de marzo, aunque sí se registraron choques entre los manifestantes y la Policía en París, Nantes y otras ciudades.
Mientras que la salida de la crisis parece difícil, toda vez que los sindicatos esperan que el Consejo Constitucional valide el miércoles un pedido de la oposición de izquierda para organizar un referéndum que limite la edad de jubilación a 62 años, tras rechazar una propuesta similar.
Todos están contra Macron
Macron, que defiende la reforma como una manera de evitar un futuro déficit en la caja de las pensiones, busca por su parte relanzar su segundo mandato hasta 2027. Pero en sus visitas por Francia no deja de tener caceroladas y abucheos.
Uno de los puntos de su hoja de ruta para superar el conflicto es negociar una mejora de las condiciones laborales, pero los sindicatos aún no decidieron si asistirán juntos a la reunión que la primera ministra Élisabeth Borne les propondrá próximamente.
La imposición de la reforma provocó un deterioro de la confianza de los franceses en Macron y en las instituciones, una situación que, según los sondeos, beneficia a la diputada ultraderechista Marine Le Pen.
Asimismo, la popularidad del mandatario francés se ha desplomado a niveles cercanos a los mínimos históricos que alcanzó durante la crisis de los “chalecos amarillos”, tras reprimir a los sindicatos y las huelgas multisectoriales y elevar dos años la edad de jubilación, hasta los 64 años.
Mientras que Laurent Berger, jefe del sindicato reformista CFDT, dijo que el gobierno de Macron había hecho oídos sordos a las demandas de uno de los movimientos sociales más poderosos en décadas, aunque su sindicato está abierto a las discusiones con el gobierno y rechazó las sugerencias de que una rara alianza entre los principales sindicatos estaba siendo puesta a prueba ahora que el proyecto de ley de pensiones se había convertido en ley.
Dicha medida consolidó el descontento contra un presidente percibido por muchos como indiferente a los problemas cotidianos, por lo que el mandatario, quien busca extender su mandato hasta 2027, ha sido recibido con abucheos y golpes de cacerola en sus encuentros con ciudadanos en las marchas.
“El ejecutivo no puede gobernar sin el apoyo de su pueblo”, afirmó Sophie Binet, líder del sindicato de extrema izquierda CGT, antes de la protesta en París, agregando que la reforma había dejado aislado a Macron, además de que su sindicato aún no decide sobre las conversaciones con el gobierno sobre otras cuestiones relacionadas con el trabajo, esperadas para las próximas semanas.
“Debemos poner sobre la mesa otras propuestas sobre salarios y condiciones de trabajo”, declaró a BFM TV.
Mientras que, además del futuro sobre las jubilaciones, resaltan las preocupaciones a nivel global por el poder adquisitivo ante el aumento de precios en alimentos y energía provocado por la invasión rusa a Ucrania en febrero de 2022.
El descontento, también en el resto de Europa
Por otro lado, Reino Unido, donde la inflación supera el 10%, vive una oleada de movimientos sociales para pedir un aumento en los salarios, tanto en los servicios públicos como en el sector privado.
Reclamo que también se hizo presente en otras manifestaciones celebradas en Europa, desde Portugal a Grecia, mientras que ya provocó manifestaciones o huelgas sectoriales en los últimos meses en varios países, entre ellos Canadá o Argentina.
“Incluso con un 5% (de aumento salarial), es complicado. Si los precios estuvieran a ese nivel, quizás se podría seguir viviendo, pero han subido mucho más”, dijo Runold Jacobskötter, un jubilado de 67 años, durante una protesta este lunes en Berlín.
Respecto al resto de Europa, están previstas protestas sindicales en toda Alemania. En Italia, los tres principales sindicatos celebraron una concentración en la ciudad meridional de Potenza para protestar contra el paquete de medidas laborales aprobado por el gobierno derechista de la primera ministra Giorgia Meloni.
En el norte de Turín, los manifestantes antigubernamentales desfilaron con un muñeco de Meloni levantando el brazo en señal de saludo fascista, mientras que en Roma estaba previsto un concierto al aire libre organizado por los sindicatos, una tradición del Día del Trabajo italiano.
En Suiza, un desfile por Zúrich se desarrolló sin incidentes graves, según informó la policía de Zúrich. Los manifestantes arrojaron globos de agua a los servicios de emergencia, rompieron los cristales de al menos dos bancos y pintaron con espra y algunos inmuebles.