Unos 24 rehenes, en su mayoría israelíes y tailandeses que habían sido retenidos por Hamás en Gaza, fueron liberados este viernes como parte de la tregua entre Israel y el movimiento islamista palestino.
El primer ministro de Tailandia, Srettha Thavisin, anunció que 12 rehenes tailandeses secuestrados por Hamás el 7 de octubre en Israel fueron liberados. También, hay 13 israelíes y un filipino, confirmó el Comité Internacional de la Cruz Roja en Gaza. El ejército de Israel informó que los rehenes liberados ya están “dentro del territorio israelí”.
Por su parte, Israel excarceló a 39 presos palestinos, entre mujeres y niños, detenidos en prisiones israelíes.
El grupo islamista entregó a los rehenes israelíes a la Cruz Roja.
Miles de familias de desplazados palestinos, con sus pocas pertenencias a cuestas, llenaron el viernes las carreteras del sur de la Franja de Gaza para volver a sus casas a buscar comida y sacar a familiares muertos, aprovechando el inicio de la tregua de cuatro días entre Israel y Hamás.
No obstante, también hay palestinos heridos durante los bombardeos, que pasan junto a tanques israelíes, mientras huyen hacia el norte a través de la carretera Salaheddine en el distrito de Zeitoun, en las afueras del sur de la ciudad de Gaza.
El estruendo de la guerra cambió por las bocinas de los coches y las sirenas de las ambulancias que intentan abrirse camino entre las multitudes de desplazados que salen de los hospitales, donde se habían refugiado.
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Durante las últimas siete semanas, los bombardeos israelíes han devastado el enclave palestino. Estos ataques han forzado el desplazamiento de 1.7 millones de sus 2.4 millones de habitantes, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Con más de la mitad de los edificios dañados o destruidos, de acuerdo con cifras de la ONU, los gazatíes que están regresando no están seguros de encontrar sus casas. En Jan Yunis, en el sur del territorio palestino, no se oían explosiones el viernes por la mañana.
Hayat al Muammar, de 50 años, está entre los que quieren aprovechar la tregua entre Israel y Hamás, que será seguida de la liberación de varios rehenes secuestrados en Israel a cambio de presos palestinos.
“Me voy a casa”, dice esta mujer que se refugiaba en una escuela. “Huimos de la muerte, la destrucción, de todo lo que pasa. Todavía no entiendo lo que nos ocurrió, ¿por qué nos hacen esto?”, dijo.
El 7 de octubre, Hamás, en el poder en la Franja de Gaza, lanzó un ataque sin precedentes en el sur de Israel. Mató a unas mil 200 personas, en su mayoría civiles, y secuestró, junto a otros grupos armados palestinos, a unos 240 rehenes, según las autoridades israelíes.
Desde entonces, Israel bombardea sin descanso el territorio palestino. Casi 15 mil personas, entre ellas miles de mujeres y niños, han muerto, según el gobierno de Hamás, y más del 70% de los habitantes tuvieron que dejar sus hogares.
Guerra entre Israel y Hamás no ha terminado
Ahmed Fayad, de 30 años, vuelve a su pueblo, a pocos kilómetros de la ciudad, con 70 miembros de su familia, que sobrevivían en una escuela, dice sentado en un carro jalado por un asno.
Un hombre mayor pasa junto a él, con una bolsa en la espalda. Cuenta que se siente “confiado” para volver a su pueblo, cerca de la frontera con Israel.
A su alrededor, miles de hombres, mujeres y niños caminan, o van en carros o en otros precarios transportes, con sus cajas, bolsas de plástico y pequeños equipajes. Las octavillas lanzadas por los aviones israelíes advierten, sin embargo, que “la guerra no ha terminado”.
El ejército israelí considera que el tercio norte del territorio, donde se sitúa la ciudad de Gaza, es una zona de combate y ordena a todos los civiles abandonar el sector. “Volver al norte está prohibido y es muy peligroso”, añaden los folletos.
Jaled al Halabi habría querido que “también hubiera una tregua en el norte”. Al principio de la guerra, se fue de la ciudad de Gaza hacia Rafah, en el extremo sur del territorio. Ahora, le gustaría poder ver “su casa”.
No tomará la carretera del norte, asegura, pero con esta tregua, “vamos a poder por fin respirar tras 48 días. Van a entrar productos, porque ya no encontramos pan, ni carburante ni comida”, dice, aliviado. En la terminal de Rafah, el único paso fronterizo no controlado por Israel, van llegando camiones con ayuda desde Egipto.
Según el acuerdo alcanzado a través de la mediación de Catar, Estados Unidos y Egipto, cada día pasarán 200 camiones con ayuda. Raed Saqer, desplazado en Rafah, se siente optimista.
“Necesitábamos estos días de tregua para poder cuidar a los enfermos, que la gente pueda recuperarse un poco, porque los desplazados del norte viven una tragedia que no se puede describir. Esperamos que sea la primera etapa de un alto el fuego definitivo”, afirma.