Los defensores de la alpaca Gerónimo marcharon este lunes en dirección de la residencia en Londres del primer ministro británico, Boris Johnson, para pedirle que impida que el animal sea sacrificado.
Decenas de personas marcharon entre el Ministerio de Agricultura y Downing Street denunciando la precisión de las pruebas cutáneas que se le realizaron a la alpaca y que revelaron que padece tuberculosis bovina.
“Justicia para Gerónimo” o “Retest, no muerte”, se podía leer en las pancartas de los manifestantes en el exterior de Downing Street.
Alrededor de 80 mil personas firmaron una petición por internet para impedir el sacrificio de esta alpaca procedente de Nueva Zelanda.
Su propietaria, Helen MacDonald se negó a cumplir la orden que impusieron los veterinarios del gobierno, lo que hizo saltar a Gerónimo a las páginas de los periódicos.
MacDonald afirma que los dos test que se le hicieron arrojaron falsos positivos, por lo que pide una tercera prueba.
Aunque el ministro de Medio Ambiente George Eustice destacó la alta fiabilidad de las pruebas realizadas, no convenció a su propietaria, criadora en Gloucestershire (suroeste de Inglaterra), que lo acusa de “mentiras” y de querer “matar a un animal sano”.
El padre de Boris Johnson, Stanley Johnson, se puso incluso del lado de la criadora, calificando de “absurda” la orden de sacrificio.
Y su propietaria no se rinde: “No la tiene (la tuberculosis bovina), y lo triste es que no se darán cuenta hasta que esté muerta”.
En el momento de su importación desde su Nueva Zelanda natal, hace cuatro años, el camélido fue sometido a cuatro pruebas cutáneas que resultaron negativas.