Israel y el movimiento islamista palestino Hamás mantienen posturas inflexibles en las negociaciones con mediación internacional para alcanzar una tregua en la Franja de Gaza que deben reanudarse este domingo en El Cairo.
Los mediadores (Catar, Egipto y Estados Unidos) se sentaron el sábado con la delegación del movimiento islamista para escuchar su respuesta a la última propuesta de tregua, sometida a finales de abril.
Esta oferta incluye un cese de los combates por 40 días y un canje de rehenes israelíes retenidos en Gaza desde el 7 de octubre a cambio de palestinos presos en Israel.
Hamás quiere el fin de la guerra con Israel
Un dirigente de Hamás reiteró a última hora del sábado, bajo condición de anonimato, que el movimiento islamista palestino no aceptará “bajo ninguna circunstancia” un acuerdo que no incluya explícitamente el fin de la guerra.
“Nuestras informaciones confirman que (Benjamin) Netanyahu está frenando personalmente un acuerdo por cálculos personales”, declaró el dirigente sobre el primer ministro israelí.
Previamente, había indicado que las negociaciones no permitieron por el momento “ninguna evolución“. “Las negociaciones de hoy terminaron y habrá una nueva ronda mañana”, añadió.
Un dirigente israelí ya había considerado poco antes la postura de Hamás como un obstáculo a cualquier acuerdo.
“Hasta ahora, Hamás no ha abandonado su exigencia de poner fin a la guerra, obstruyendo así la posibilidad de alcanzar un acuerdo”, dijo el alto cargo israelí, también bajo condición de anonimato.
Israel busca una ofensiva terrestre contra Rafah
Israel, que no está presente en las negociaciones de El Cairo, solo enviará una delegación si se avanza en el “marco” del intercambio de rehenes, declaró un representante israelí en Jerusalén, y añadió que esperaba “negociaciones difíciles”.
Según el portal Axios, el jefe de la CIA, William Burns, se encuentra en la capital egipcia.
Israel, que al igual Estados Unidos y la Unión Europea califica a Hamás como organización terrorista, se opone al alto el fuego definitivo e insiste en lanzar una ofensiva terrestre contra Rafah, por considerarla el último bastión de los comandos islamistas.
Estados Unidos, principal aliado de Israel, se opone a una invasión de esa ciudad palestina en el extremo sur de la Franja de Gaza, donde se hacinan 1.2 millones de personas, la mayoría desplazadas por la guerra.
“El daño que causaría iría más allá de lo aceptable“, advirtió el secretario de Estado, Antony Blinken.
Una operación terrestre en Rafah también comprometería la ayuda humanitaria que entra en la Franja, en su mayoría por esta ciudad, en la frontera con Egipto, y que ya resulta insuficiente para los 2.4 millones de gazatíes.
“La hambruna está ahí, una verdadera hambruna en el norte y que se desplaza hacia el sur”, advirtió la directora del Programa Mundial de Alimentos (PMA), Cindy McCain, en un extracto de una entrevista que la cadena estadounidense NBC emitirá íntegramente el domingo.
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Miles de personas, entre ellas familiares de rehenes, manifestaron en Tel Aviv el sábado por la noche para exigir al gobierno de Netanyahu que concluya un acuerdo de tregua que permita el regreso de los rehenes.
El Foro de Familiares de Rehenes pidió a Netanyahu que “ignore la presión política” y acepte un acuerdo que permita la liberación de los rehenes. “Señor Netanyahu, la historia no lo perdonará si pierde esta oportunidad“, reza un comunicado.
La guerra estalló el 7 de octubre tras la incursión de comandos islamistas que mataron a 1,170 personas, en su mayoría civiles, y secuestraron a unas 250 en el sur de Israel, según un balance basado en datos israelíes.
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Las autoridades de Israel estiman que, tras un canje de rehenes por presos palestinos en noviembre, 129 personas permanecieron cautivas en Gaza y que 35 murieron.
La ofensiva lanzada por Israel en respuesta al ataque ha dejado hasta el momento 34,683 muertos en Gaza, en su mayoría civiles, según el Ministerio de Salud.
El ejército de Israel anunció el sábado por la noche que un dirigente de la brigada de la Yihad Islámica en Rafah, identificado como Ayman Zaarab y presentado como uno de los comandantes del atentado del 7 de octubre, así como otros dos miembros del grupo, murieron en el sur del territorio palestino.
Por otra parte, en el sur de Líbano, un funcionario local reportó tres muertos, una pareja y su hijo, en un bombardeo israelí en el pueblo de Mays al Jabal.