Considerado un héroe en Estados Unidos, pero repudiado como un traidor en Pakistán, el doctor Shakeel Afridi ha pagado ya un duro tributo por su rol en la muerte de Osama Bin Laden. Diez años después, su suplicio está; sin embargo, lejos de haber terminado.
Al organizar una falsa campaña contra la hepatitis C, este médico paquistaní ayudó a la CIA a localizar a Bin Laden en Abbottabad, en el norte de Pakistán, donde el jefe de Al Qaida iba a ser liquidado por las fuerzas especiales estadounidenses el 2 de mayo de 2011.
Encarcelado desde entonces, el doctor Afridi está aislado en una prisión de la provincia del Punyab (centro). Y nada indica que un día será exonerado por la justicia paquistaní. Pasa actualmente su tiempo en contar los días, todos iguales unos a otros.
“Seamos claros: Afridi pagó el precio más alto en el ataque contra Bin Laden“, explica Michael Kugelman, director adjunto para Asia del Wilson Center de Washington. “Se ha convertido en el chivo expiatorio”, dice.
La agencia de noticias AFP logró reconstruir la vida diaria de Afridi gracias a entrevistas con su hermano y su abogado, pues el doctor no está autorizado a hablar con nadie, salvo con su familia y sus defensores.
Para mantenerse físicamente, camina en su celda de dos metros por dos, y hace abdominales, según sus allegados. Posee un ejemplar del Corán, pero no tiene derecho a ningún otro libro.
Algunas veces por semana, se afeita en presencia de un guardia, pero no está autorizado a tener el menor contacto con los demás detenidos.
Los miembros de su familia pueden visitarlo dos veces por mes, pero deben permanecer detrás de un reja metálica, y no pueden hablar con él en pashtún, su idioma materno.
¿Por qué está en prisión el doctor Shakeel Afridi?
“Las autoridades penitenciarias nos han dicho que no podemos hablar de política, ni de la situación en el interior de la prisión” relata su hermano Jamil Afridi.
Originario de las zonas tribales del noroeste de Pakistán, el médico estaba bien situado, con su conocimiento del pashtún, para ayudar a la CIA, que se acercaba al escondite de Bin Laden.
La agencia norteamericana sólo necesitaba una prueba material de la presencia en Abbottabad del cerebro de los atentados del 11 de septiembre de 2001. Por eso pidió a Shakeel Afridi que lanzara una falsa campaña de vacunación para obtener una muestra de ADN de una persona viviendo en una residencia.
El papel exacto del doctor en la identificación de Bin Laden no está claramente establecido. Pero fue detenido por las autoridades paquistaníes algunas semanas más tarde.
Nunca fue condenado en relación con la muerte de Bin Laden. Pero se le impuso una pena de prisión de 33 años por haber financiado un grupo extremista, en virtud de una oscura ley que data de la época colonial.
Las sucesivas administraciones estadounidenses han protestado contra su situación. Al cabo de los años, la eventualidad de un intercambio de prisioneros fue contemplada, pero no se llegó a ningún acuerdo
“Hoy es mantenido en prisión para dar el ejemplo a cada paquistaní de no cooperar con una agencia de inteligencia occidental” afirma Husain Haqqani, que era embajador de Pakistán en Estados Unidos en 2001.
Dr. Afridi, chivo expiatorio
“En lugar de decir la verdad sobre la presencia de Bin Laden en Pakistán, las autoridades han convertido al doctor Afridi en un chivo expiatorio” agrega.
El décimo aniversario de la desaparición de Bin Laden se produce semanas después de que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, confirmara la retirada completa de Afganistán de las tropas estadounidenses antes del 11 de septiembre.
Al justificar esta partida en un discurso a la Nación, Biden citó la muerte de Bin Laden como la prueba, a su entender, de que Estados Unidos había cumplido hace tiempo el objetivo inicial de la invasión de Afganistán.
Como era de esperar, no mencionó el nombre de Shakeel Afridi.