Rusia aseguró este miércoles haber destruido una “gran cantidad” de armas que los países occidentales entregaron a Ucrania, y cortó el suministro de gas a Polonia y Bulgaria, una decisión que la Unión Europea tildó de chantaje.
El conflicto, que entró en su tercer mes, se intensifica sobre todo en el este y el sur de Ucrania, donde Rusia centra ahora sus esfuerzos militares.
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El ministerio ucraniano de Defensa informó que las tropas rusas habían tomado varias localidades del este, tanto en la región de Járkov como la de Donetsk.
Rusia bombardeó también el sureste, donde una “gran cantidad” de armas suministradas a Ucrania por los países occidentales quedaron destruidas por misiles de alta precisión Kalibr, aseguró el Ministerio de Defensa ruso.
Los ataques apuntaron los hangares de una fábrica de aluminio en Zaporiyia, indicó el ministerio en un comunicado, sin precisar qué tipo de armas se destruyeron.
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Estos bombardeos se producen al día siguiente de una reunión de Estados Unidos y sus aliados en Alemania, en la cual Washington dijo que estaba dispuesto a “remover cielo y tierra” para la victoria de Kiev.
Pero el conflicto también corre peligro de extenderse más hacia el oeste de Europa tras varias explosiones en la región moldava de Transnistria, fronteriza con Ucrania y ocupada por las fuerzas de Moscú desde hace décadas.
Las autoridades de esta región separatista dijeron que Cobasna, un pueblo fronterizo con Ucrania y con importantes municiones del ejército ruso, había sido blanco de disparos.