El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, afirmó, en un discurso ante el Parlamento de Luxemburgo, que tras 99 días de invasión militar, las fuerzas rusas controlan “alrededor del 20%” del territorio ucraniano.
Zelenski reconoció que el ejército ucraniano pierde entre 60 y 100 soldados a diario, por lo que, dijo, espera la rápida llegada de los sistemas de misiles avanzados Himars prometidos por el presidente estadounidense Joe Biden.
“El enemigo tiene una ventaja operativa en términos de artillería”, señaló el general Valeri Zalujny, repitiendo la necesidad de una “transición lo más rápida posible” de sus equipos hacia armas del tipo de la OTAN.
Antes del inicio de la guerra, el 24 de febrero, las fuerzas rusas o prorrusas controlaban 43 mil km2 en Ucrania, desde la anexión de Crimea y la toma de un tercio del Donbás en 2014.
La afirmación del presidente de Ucrania supondría un aumento del control del territorio de hasta 125 mil km2.
Rusia avanza lentamente en Ucrania
Desde el 24 de febrero, los rusos han avanzado en el este y en el sur de Ucrania, sobre todo, a lo largo del litoral del mar Negro y del mar de Azov y ya controlan un corredor costero estratégico que conecta el suroeste de Rusia con Crimea.
“La situación más difícil es en la región de Lugansk, donde el enemigo intenta expulsar a nuestras tropas de sus posiciones”.
Valeri Zalujny, comandante en jefe de las fuerzas armadas ucranianas.
En Severodonetsk, capital administrativa de la región, un “80% de la ciudad está ocupada” por las fuerzas rusas y hay combates en sus calles, declaró el gobernador de la región de Lugansk, Serguéi Gaidai, en las primeras horas del jueves.
En su discurso vespertino diario, Zelenski dijo que la situación en el Donbás “no había cambiado de manera significativa durante la jornada”.
“Tuvimos algunos éxitos en la batalla por Severodonetsk. Pero es todavía muy temprano. Es la zona más difícil actualmente”.
Volodimir Zelenski.
En el sur, los ucranianos tratan de contraatacar mientras desde Moscú evocan posibles referéndums en julio para anexionarse las regiones conquistadas.
En la región de Zaporiyia (sureste), las autoridades prorrusas colocadas por Moscú anunciaron que se estaban apoderando de las propiedades pertenecientes al Estado Ucraniano, a través de “un decreto”.
Rusia afirmó el jueves que había “frenado” la llegada de “mercenarios” extranjeros deseosos de combatir junto a los militares ucranianos, infligiéndoles numerosas pérdidas en las últimas semanas.
Según el Ministerio ruso de Defensa, el número de combatientes extranjeros “se dividió casi por dos”, pasando de 6 mil 600 a 3 mil 500, y un “gran número” de ellos “prefieren abandonar Ucrania lo más rápido posible”.
Las fuerzas de Moscú también bombardearon el jueves varias líneas de ferrocarril de la región de Leópolis (oeste), adonde suelen llegar las armas que los países occidentales envían a Ucrania.
Rusia enfrenta más sanciones
En el plano diplomático, los países de la Unión Europea aprobaron este jueves un sexto paquete de sanciones contra Rusia, que debería aplicarse el viernes tras su ratificación por todos los Estados miembros.
El paquete incluye un embargo con excepciones a las compras de petróleo, pero renuncia a incluir en la lista negra al jefe de la Iglesia Ortodoxa Rusa, por la presión ejercida por Hungría.
Las sanciones persiguen debilitar la economía rusa, pero según el vice primer ministro ruso encargado de Energía, Alexander Novak, los europeos serán los primeros en “sufrir” el embargo al petróleo.
“No sólo subirán los precios del petróleo, sino también los de los productos petrolíferos. No descarto que haya un gran déficit de productos petrolíferos en la UE”.
Alexander Novak.
En Estados Unidos, la administración de Joe Biden anunció una nueva tanda de sanciones contra varios miembros de la “élite” de Moscú, como la portavoz de la diplomacia rusa, María Zajárova, y Serguéi Pavlovich Roldugin, considerado como “el intermediario de Putin” y su amigo.
Tras un encuentro con Biden, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, estimó que los países occidentales tenían que prepararse para “una guerra de desgaste” a “largo plazo”.
Las consecuencias del conflicto se sienten más allá, con la creciente amenaza de una crisis alimentaria global por el bloqueo en Ucrania de al menos 20 millones de toneladas de cereales que no pueden ser exportadas.
Los países occidentales intentan por ello desbloquear los puertos ucranianos en el mar Negro, especialmente el de Odesa (sur), principal puerta de salida de las mercancías del país, uno de los principales exportadores de trigo del mundo.