Conocido como “el destructor”, el líder terrorista del Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés), Abu Ibrahim Al Hashimi Al Qurashi –quien murió este jueves en una operación comandada por fuerzas militares estadounidenses en Siria–, era un informante de los Estados Unidos que reveló la ubicación y la identidad de varios líderes terroristas.
Tras la muerte del anterior jefe de Estado Islámico, Abu Bakr al Baghdadi, en una operación similar efectuada en octubre de 2019 por las fuerzas especiales en la provincia de Idlib, cerca de la frontera con Turquía, Al Qurashi asumió el cargo de esta organización terrorista y hay indicios de que supervisaba los ataques contra la minoría religiosa yazidí en Irak.
Al Qurashi, de nacionalidad iraquí, era una figura importante entre el yihadismo en los últimos 20 años. Su perfil creció en la jerarquía de seguridad y religiosa en el seno del grupo terrorista. Lideró la masacre de los yazidíes, una minoría de habla kurda en el Oriente Medio.
El 24 de marzo de 2020, Estados Unidos reconoció de forma oficial a Al Qurashi como nuevo líder del Estado Islámico y lo añadió a su lista de terroristas más buscados. Además, Washington prometió una recompensa de 10 millones de dólares sobre cualquier información para encontrarlo.
Según el Estado Islámico, Al Qurashi era un veterano en la lucha contra Occidente. De acuerdo a Counter Terrorism Project, se graduó en la Facultad de Ciencias Islámicas de Mosul y también cursó estudios jurídicos de la sharia en la Universidad de Mosul.
Al Qurashi fue oficial de Saddam Hussein
Al terminar sus estudios, Al Qurashi sirvió como oficial en el ejército del dictador iraquí Saddam Hussein. Tras la ocupación de Irak por los Estados Unidos y la captura de Hussein en 2003, practicó un extremismo violento y asumió de comisario religioso y jurista para Al-Qaeda.
Fue encarcelado en 2004 en la cárcel estadounidense de Bucca, considerada como el centro del yihadismo en el Levante, donde conoció a Abu Bakr al Baghdadi. Posteriormente fue liberado por razones desconocidas y en 2010 tomó el control de la rama iraquí de Al-Qaeda antes de liderar el grupo Estado Islámico en Irak y Siria.
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A diferencia de los anteriores dirigentes del Estado Islámico, Al Qurashi no era de origen árabe. Sin embargo, intentó devolver el vigor a un grupo debilitado en comparación con la “edad de oro” que experimentó en el periodo 2014-2019. Al Qurashi mantuvo la estrategia y actividad de la organización durante dos años.
“Evidentemente es un importante revés para el Estado Islámico. Sería un error pensar que todo terminó o va mejor tras esta eliminación y ante el reducido número de ataques en Europa y Estados Unidos”, explicó Hans-Jakob Schindler, experto que trabajó para Naciones Unidas y director del Proyecto de lucha contra el extremismo (CEP, por sus siglas en inglés).