La potente erupción de un volcán submarino en Tonga seguida de un tsunami, cobró su primera víctima mortal en ese archipiélago del Pacífico que está prácticamente aislado del mundo debido a la paralización de las comunicaciones.
El país de 100 mil habitantes se quedó sin conexión telefónica y de internet después de que el cataclismo cortara un cable submarino de comunicaciones que tardaría dos semanas en repararse. Además, la nube de cenizas impide la llegada de aviones.
Las primeras indicaciones de la magnitud de la crisis en el país insular comenzaron a conocerse mediante llamadas irregulares por teléfono satelital e imágenes de satélite, tres días después de la erupción.
Las informaciones desde ese país llegan con cuentagotas tras la erupción del volcán, causante de un tsunami por todo el Océano Pacífico que dejó dos muertes y un derrame de petróleo en Perú.
¿Quién es la primera víctima del tsunami en Tonga?
Una británica de 50 años arrastrada por el oleaje se ha convertido en la primera víctima fatal del suceso confirmada en Tonga. La familia fue informada a través de una llamada satelital de su marido, gestionada por una tienda de tatuajes.
Según dijo su hermano Nick Eleini, la víctima, Angela Glover, falleció mientras trataba de salvar a los perros de su refugio. Su marido “James pudo agarrarse de un árbol por largo tiempo, pero Angela no pudo y fue arrastrada con los perros”, dijo.
La Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA, por sus siglas en inglés) advirtió en la mañana del martes en Tonga de una señal de socorro en Mango, una pequeña isla de baja altitud del archipiélago habitada por 30 personas según el censo oficial.
El organismo reportó también “grandes daños” en las playas occidentales de la isla principal Tongatapu, “con varios hoteles y/o casas destruidas y/o severamente dañadas”.
La capital Nuku’alofa fue cubierta por dos centímetros de ceniza volcánica y polvo, mientras que la energía fue restaurada en partes de la ciudad. Los sistemas telefónicos internos fueron restaurados, pero la comunicación internacional continuaba interrumpida.
El malecón de la capital estaba “seriamente dañado con piedras y escombros arrastrados tierra adentro por el tsunami”, indicó OCHA.
Aviones de reconocimiento permitieron constatar “considerables daños inmobiliarios” en esta isla y en otra llamada Fonoi, sin que se pudiera establecer contacto con sus habitantes, añadió esta oficina.
Marea negra en Perú
La erupción del sábado se sintió en lugares tan lejanos como Alaska y provocó perturbaciones en el oleaje por toda la costa del Pacífico, desde Japón hasta Estados Unidos o Chile.
A través de imágenes tomadas desde el espacio, se pudo observar el momento en que la última erupción del volcán Hunga Tonga-Hunga Ha’apai envió un hongo de humo y ceniza al aire y una onda expansiva a través del mar circundante.
En Perú, este tsunami arrastró a dos mujeres el sábado, que murieron ahogadas. También se atribuye a este fenómeno un derrame de petróleo en la provincia de Callao, que ha obligado a cerrar tres playas.
Desde la erupción, los países vecinos y las agencias internacionales tratan de evaluar la magnitud de los daños y las necesidades más urgentes.
Nueva Zelanda y Australia enviaron el lunes aviones de reconocimiento y pusieron a disposición aviones de transporte militar C-130 para lanzar suministros o aterrizar si las pistas se consideran operativas.
“Sabemos que el agua es una necesidad inmediata”, dijo la primera ministra neozelandesa Jacinda Ardern y explicó que dependen de los teléfonos por satélite para comunicarse con el país.
“No sabemos nada”
Con las comunicaciones paralizadas, los tonganos fuera del país intentan desesperadamente hablar con sus seres queridos.
“No puedo contactar con mi familia, no hay comunicación”, dijo Filipo Motulalo, un periodista de Pacific Media Network.
“Nuestra casa está entre las cercanas a la zona que ya se inundó, así que no sabemos cuántos daños hay. Lo peor es el apagón y el hecho de que no sabemos nada”.
Filipo Motulalo, periodista de Pacific Media Network
El ministro australiano de Desarrollo Internacional, Zed Seselja, explicó que los policías de su país apostados en Tonga enviaron un informe de situación “más bien inquietante”.
“Las carreteras y algunas casas han sufrido daños bastante importantes”, pero “una de las buenas noticias es que el aeropuerto no ha sufrido ningún daño significativo”, declaró el ministro.
“Según las informaciones de las que disponemos, la escala de la devastación podría ser inmensa, especialmente para las islas más aisladas”, declaró por su parte Katie Greenwood, de la Federación Internacional de la Cruz Roja.
Tonga ya estuvo aislada durante dos semanas en 2019, cuando el ancla de un barco cortó el cable. Entonces se estableció un pequeño servicio de satélites operado localmente para permitir un mínimo contacto con el mundo exterior.