El papa Francisco viajó este domingo a la ciudad italiana de L’Aquila para rezar por las víctimas del devastador terremoto de 2009 y oró ante la tumba del primer pontífice de la historia que renunció.
El sumo pontífice elogió “la resiliencia” de la gente de L’Aquila durante su visita de pocas horas a esa ciudad de los Abruzos, en el centro de Italia, que quedó devastada tras el terremoto que causó 300 muertos y más de mil 500 heridos.
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Para Francisco elogia humildad de Celestino V
La visita del Papa Francisco a L’Aquila se registró un día después del Consistorio para la investidura de 20 nuevos cardenales y coincide con la antigua “fiesta del perdón” católico, que se celebra en esa ciudad desde el siglo XIII.
Se trata de la primera vez en 728 años que un papa participa en esa ceremonia, inaugurada por Celestino V, un humilde ermitaño que aceptó su elección al Trono de Pedro a regañadientes y que contó con muchos enemigos por sus reformas, las cuales lo llevaron a renunciar al cargo.
El homenaje de Francisco al pontífice, el primero de la historia que renuncia, ha suscitado muchas especulaciones entre los observadores en asuntos del Vaticano, ya que recientemente, en declaraciones a la prensa, el papa argentino no descartó dimitir por razones de salud.
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Celestino fue el primer pontífice que inició la costumbre de pasar por la Santa Puerta de la basílica de Collemaggio en L’Aquila cada agosto para ofrecer la indulgencia plenaria.
“Los humildes aparecen a los ojos del hombre como débiles y perdedores, pero en realidad son los verdaderos ganadores, porque son los únicos que confían totalmente en el Señor y conocen su Voluntad”, señaló en su discurso el papa al referirse a Celestino.
“La humildad no consiste en devaluarse, sino en el realismo saludable de reconocer nuestro potencial, pero también nuestra miseria”.
Papa Francisco.
Francisco, quien tiene problemas para caminar y se moviliza en silla de ruedas, se trasladó en papamóvil de la catedral a la plaza de la basílica de Santa María de Collemaggio saludando a la multitud, donde algunos ondeaban banderas amarillas y blancas del Vaticano.
“El mundo necesita perdón, el perdón construye la paz”, rezaban los carteles a lo largo del recorrido papal.
En la basílica, famosa por albergar la Puerta Santa más antigua del mundo y la tumba de Celestino V, rezó por el pontífice “del gran rechazo” que no se doblegó al poder de entonces.
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“Celestino V fue un valiente testigo del Evangelio, porque ninguna lógica de poder lo encajó ni dominó. Con él admiramos una Iglesia libre de lógicas mundanas y testimonio pleno de la misericordia de Dios”.
Papa Francisco.
“La apertura de la Puerta Santa es emocionante, es un evento histórico para la ciudad”, dijo a la AFP Roberto Cobuccio, de 53 años, quien aplaudía mientras el pontífice daba los legendarios tres golpes de martillo a la inmensa entrada de madera.