El papa Francisco, de 85 años, no descarta la posibilidad de renunciar ante las crecientes dificultades para caminar, según admitió este sábado ante los periodistas que lo acompañaron en su viaje a Canadá: “cambiar de papa no sería una catástrofe”, les dijo.
Francisco, que debido a sus problemas en la rodilla no logra casi estar de pie y utilizó siempre una silla de ruedas para sus desplazamientos, habló por primera vez del tema, sin tapujos, fiel a su estilo.
“No es una catástrofe: se puede cambiar de papa y no es un problema. (Por ahora) no he pensado en esa posibilidad, pero eso no quiere decir que pasado mañana no lo piense”
Señaló el papa Francisco
El pontífice latinoamericano añadió que “no sería algo extraño” seguir el ejemplo de su predecesor, Benedicto XVI, de 95 años, quien renunció en 2013 al trono de Pedro porque le “faltaban las fuerzas” para seguir gobernando la milenaria institución.
Sin embargo, la idea de tres papas en el Vaticano resulta descabellada aún para los más anticlericales, ya que el pontífice alemán reside aún en un convento dentro del Vaticano.
Francisco, que se ve un poco subido de peso, fue sometido el año pasado a una operación del intestino, sufre de ciática y ahora de problemas en los ligamentos de la rodilla.
Los informes médicos son limitados y muy escasas las explicaciones científicas.
Sin embargo, el mismo pontífice explicó que no se someterá a una operación, porque le teme a la anestesia, sobre todo después de la cirugía del colon a la que fue sometido el año pasado.
“No se juega con la anestesia y por eso se piensa que no es conveniente. Sufrí 6 horas de anestesia y aún veo los rastros”
Recordó
Todo parece indicar que los organizadores de los viajes papales deberán estudiar con mucha atención sus futuros peregrinajes, teniendo en cuenta la edad y sus limitaciones.
Francisco, en una entrevista reciente, aseguró que en el caso de que decidiera renunciar, le gustaría mantener el título de obispo emérito de Roma y confesar a los fieles dentro de una basílica romana. Declaraciones en las que indirectamente subrayaba su buen estado de salud mental.
La eventual renuncia de Jorge Mario Bergoglio ha sido uno de los temas más abordados por la prensa ya que resultan cada vez más evidente sus problemas físicos.
En Canadá en varias ocasiones tuvo que agarrarse de los brazos de un asistente para levantarse de su silla de ruedas y se le veía notablemente agotado.
La avanzada edad del pontífice, la posibilidad de que sus condiciones se agraven o sufra un accidente en la silla de ruedas durante esos viajes, despiertan preocupación.