El neerlandés Mark Rutte, nombrado este miércoles nuevo secretario general de la OTAN, tomará el mando de la poderosa alianza militar transatlántica en un momento de enormes desafíos.
Entre los problemas que Rutte deberá administrar se destacan la invasión rusa de Ucrania, y las elecciones presidenciales que se realizarán en noviembre en Estados Unidos.
Estos son los temas más candentes para Rutte, que asume su cargo el 1 de octubre.
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Trump, el retorno
Sobre la OTAN se desliza la sombra del posible regreso del expresidente estadounidense Donald Trump a la Casa Blanca.
En su campaña por un nuevo mandato, el volátil expresidente amenazó con no proteger a los miembros de la OTAN que no gastan lo suficiente en defensa.
Al jefe saliente de la OTAN, Jens Stoltenberg, se le atribuyó el mérito de haber evitado una crisis importante que podría haber hecho que el magnate estadounidense abriera un agujero irreparable en la alianza.
El apoyo a Ucrania
Si bien es posible que la amenaza de Trump no se cumpla, una realidad ineludible será la situación en Ucrania y Mark Rutte debe estar al tanto.
Los países de la OTAN, encabezados por Estados Unidos, han proporcionado el 99% de la ayuda militar que ha ayudado a mantener a las fuerzas ucranianas en la lucha desde 2022.
Sin embargo, a medida que la guerra avanza hacia su cuarto año, Rutte tendrá un papel clave a la hora de hacer que los apoyos a Ucrania no se marchiten gradualmente.
En la cumbre prevista para Washington en julio, la OTAN asumirá un papel más importante en la coordinación de las entregas de armas y quiere que los países asuman un compromiso de largo plazo.
Al mismo tiempo, Ucrania presiona para ser un país miembro de la OTAN. EEUU y Alemania han bloqueado cualquier progreso en ese frente, pero es probable que la presión aumente en los próximos años.
Rusia
Independientemente de cómo se desarrolle la guerra en Ucrania, los países de la OTAN admiten que es probable que se enfrenten a una amenaza de Rusia durante las próximas décadas.
En 2023 la alianza adoptó sus planes de defensa más completos desde el final de la Guerra Fría, destinados a detener cualquier posible ataque por parte de Rusia.
La tarea principal de Rutte en este caso será tratar de garantizar que la OTAN esté preparada y, al mismo tiempo, velar por que las tensiones no desemboquen en un conflicto nuclear con Rusia.
Algunos aliados estiman que Rusia podría estar preparándose para una posible guerra con la alianza dentro de una década.
Eso brinda a los países de la OTAN una ventana de oportunidad cada vez menor para cubrir las brechas en armamento y personal clave que necesitan para poner en práctica los nuevos planes.
La financiación
Todo eso requerirá dinero, y en enormes cantidades que deberá de estar atento Mark Rutte.
Una década después de que la OTAN estableciera el objetivo de que los aliados gastaran el 2% de su producto interno bruto en defensa, solamente 23 de los 32 países alcanzaron esa meta este año.
El nuevo jefe de la OTAN tendrá que acorralar a los rezagados para cumplir el objetivo y asegurarse de que otros no retrocedan.
Y ya hay llamados para que la alianza vaya aún más lejos y aumente considerablemente su gasto, haciendo que ese 2% sea un piso mínimo y no un nivel máximo.
China
Más allá de Europa, los ojos de la OTAN también se dirigen cada vez más hacia China.
Si bien la alianza está vinculada al área euroatlántica, EEUU ha estado presionando a sus aliados para que presten más atención a los riesgos planteados por China.
La floreciente asociación de China con Rusia ha impulsado la amenaza en las mentes de muchos aliados europeos y ha visto a la OTAN construir vínculos con aliados como Japón, Corea del Sur y Australia.
Pero algunos, especialmente Francia, siguen siendo cautelosos a la hora de desviar la atención de la OTAN de su teatro principal y el nuevo jefe de la OTAN tendrá que realizar un cuidadoso acto de equilibrio.