El Consejo de Derechos Humanos de la ONU aprobó, por amplia mayoría, iniciar una investigación sobre las atrocidades atribuidas a las tropas rusas desde que invadieron Ucrania el pasado 24 de febrero.
En sesión extraordinaria, el Consejo adoptó la resolución por 33 votos a favor, 2 en contra, de China y Eritrea, y 12 abstenciones, que pide a una comisión internacional realizar una “investigación” sobre las graves violaciones de derechos humanos cometidas en varias regiones de Ucrania, para “pedir que los responsables rindan cuentas”.
Al mismo tiempo, durante una reunión del Consejo de Seguridad convocada a petición de Francia y México, representantes de la ONU reclamaron en Nueva York el cese de bombardeos a escuelas en Ucrania y denunciaron su uso con fines militares.
Tras una primera reunión celebrada el 4 de marzo, Kiev logró que se aprobara una resolución por la que se decidía crear urgentemente una comisión de investigación internacional independiente sobre la situación en Ucrania.
Desde entonces, la difusión en los medios de comunicación internacionales de fotografías tomadas en Bucha, un suburbio de Kiev, que muestran cuerpos en la calle, algunas con las manos atadas a la espalda o parcialmente quemadas, así como fosas comunes, han provocado una ola de condena internacional.
Otras atrocidades han sido reveladas en otras partes del país. Según la resolución, aprobada en la reunión en Ginebra, que fue boicoteada por Moscú, los atropellos se cometieron en las zonas cercanas a Kiev, en Chernígov, Járkov y Sumy entre finales de febrero y marzo de 2022.
La resolución pide al gobierno ruso garantizar a las organizaciones internacionales, incluidas las de las Naciones Unidas, tengan “acceso inmediato y sin trabas a las personas que han sido trasladadas de las regiones ucranianas afectadas por el conflicto y están detenidas” en Rusia o en territorios controlados por sus fuerzas.
Demonización de Rusia
La resolución pide a la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, informar en la 50º sesión del Consejo, entre el 13 de junio y el 8 de julio, sobre la situación humanitaria y de los derechos humanos en la ciudad portuaria de Mariúpol, ahora prácticamente controlada por las fuerzas rusas.
“Miles de personas de mi país perdieron la vida. Los bombardeos y los disparos rusos forman parte de nuestra vida cotidiana”, declaró la primera viceministra de Relaciones Exteriores de Ucrania, Emine Dzhaparova, en la apertura de la sesión, por videoconferencia, en la que también denunció actos de tortura, desaparición forzada, violencia sexual y de género.
“La agresión rusa implica el descubrimiento cada día de hechos más macabros”, afirmó el embajador francés Jérôme Bonnafont. Su homólogo británico denunció la “brutal campaña” de Moscú.
Bachelet afirmó que su despacho sigue verificando las acusaciones de atrocidades, de las cuales muchas “podrían constituir crímenes de guerra” y denunció “horrores inimaginables” sufridos por los habitantes de Mariúpol.