¿Cómo se pasa de vivir en una granja en Kansas, Estados Unidos (EU), a liderar un batallón de mujeres del Estado Islámico (EI)? La radicalización de la estadounidense Allison Fluke-Ekren, capturada por autoridades de su país, tras años dentro de la organización yihadista, sigue en gran parte sin explicación.
Esta madre de 42 años, trasladada el 28 de enero a Estados Unidos desde Siria, compareció el jueves pasado ante un juez federal en Alexandria, cerca de Washington, donde se la acusa de haber brindado “apoyo material a una empresa terrorista”.
Con el pelo cubierto por un velo negro, no habló durante esta breve audiencia que, casualmente, se celebró pocas horas después de la muerte del líder del EI, Abu Ibrahim al Hashimi al Qurashi, durante una incursión estadounidense en Siria.
La justicia estadounidense acusa a esta exprofesora de fomentar, entre 2014 y 2017, planes de atentados contra Estados Unidos, encabezar una unidad de mujeres entrenadas en combate, y prestar diversos “servicios”, en particular de traducción al Estado Islámico.
Cuando se le pidió que la colocara en una escala de radicalización del 1 al 10, una persona que la conoció en ese momento dijo que merecía un “11 o 12”, según documentos judiciales.
Otro, aseguró que la vio entrenar a niños en el uso de rifles de asalto AK-47 o cinturones explosivos. Su propio hijo, de unos 5 o 6 años, fue visto con una metralleta en la mano.
La historia de la ex granjera que se volvió una de las líderes del EI
Nacida como Allison Brooks, creció en una granja en Kansas, en el centro de Estados Unidos. Durante su adolescencia desarrolló una pasión por la ciencia y la fotografía.
A fines de la década de 1990 se casó en una iglesia metodista y se convirtió en la señora Fluke; tuvo dos hijos antes de divorciarse.
Allison se volvió a casar con un hombre llamado Volkan Ekren, de quien existe poca información.
En 2004, dio su testimonio en un artículo dedicado a la educación en el hogar y posó con un velo musulmán. Ahí explicó que sacó a su hijo y a su hija del sistema escolar porque estaba decepcionada con los resultados y quería enseñarles árabe. En 2008, la familia se mudó a Egipto.
En su blog, Fluke-Ekren narra su vida como maestra, sus visitas a las pirámides, el nacimiento de otro hijo… Sus últimas publicaciones datan de 2010.
Una antigua amiga, identificada solo con el nombre Farouk, explicó en la cadena de TV ABC que había notado la radicalización de Fluke-Ekren durante esta estancia.
Preocupada por el impacto de la Primavera Árabe y la crisis de los refugiados, la estadounidense Fluke-Ekren “apoyó mucho al Estado Islámico, del cual dijo que estaba haciendo cosas buenas para ayudar a las mujeres y los niños“.
¿Cómo se convirtió en jefa de un batallón del EI?
En 2011, Fluke-Ekren se fue a Libia con su marido y sus hijos. Llegaron a Siria alrededor de 2012 porque, según un testigo citado en la acusación, “ella quería participar en la yihad”. A partir de 2014, la mujer cambió por completo.
Su marido se convirtió en francotirador del Estado Islámico. Con conocimientos de armas, adquiridos en la granja de sus padres, ella se encargó de capacitar a otras esposas de combatientes en los conceptos básicos de AK-47 y granadas.
Para “vengar” a niños muertos en un atentado, propuso organizar un ataque a una universidad estadounidense y se jactó, ante testigos, de haber obtenido una promesa de financiación de los líderes del EI. Embarazada, abandonó este proyecto.
Poco después, tramó un nuevo plan: atacar un centro comercial en Estados Unidos. Esta vez, su marido la disuadió de llevarlo a cabo.
- En 2016, él murió en un atentado y, unos meses después, ella se volvió a casar con otro combatiente del EI, un bangladesí especialista en ataques con drones. Viuda nuevamente, se casó con otro miembro del grupo, encargado de la defensa de Raqa, la antigua capital del EI, según la acusación.
Al mismo tiempo, “Um Mohamed al Amriki” – su nombre de guerra – encabezó la “Katiba Nusaybah”, un batallón militar compuesto únicamente por mujeres miembros de EI casadas con combatientes del grupo.
No se conoce el periplo de Fluke-Ekren tras la caída del califato en 2017, ni las condiciones de su detención ni el destino de sus hijos. A su regreso, los más grandes, ya mayores, y sus padres, le pidieron que no los contactara.
Si es declarada culpable de brindar apoyo material al Estado Isl´ámico, enfrenta una sentencia máxima de 20 años de prisión.