Las autoridades rusas abrieron este sábado una línea de investigación sobre la muerte de 18 personas en la ciudad de Ekaterimburgo, tras haber consumido alcohol adulterado.
Esta es la segunda tragedia de este tipo en menos de dos semanas ocurrida en este país europeo, ya que a comienzos de octubre, otras 36 personas ya habían muerto en la región de Oremburgo, situada al sur de Rusia, después de beber alcohol adulterado que contenía metanol, un producto altamente tóxico
Según el comité de investigación, durante las dos últimas semanas en Ekaterimburgo, una ciudad situada en los Urales-, varias personas vendieron a los ciudadanos un alcohol metílico que era tóxico y peligroso para la vida y la salud.
“Tras la ingestión de este líquido, murieron unas 18 personas”, precisó en un comunicado el comité de investigación, en el que da cuenta que como parte de las investigaciones hubo dos personas detenidas y se busca a más personas que estuvieran implicadas en la producción y distribución de alcohol.
También, precisó que se ha abierto una investigación por “venta de productos que no se ajustan a los estándares y que han provocado muerte por negligencia“, un delito que puede sancionarse con 10 años de prisión. También se investiga otros puntos de venta.
Muertes por alcohol adulterado en Rusia
Los incidentes mortales por consumo de alcohol adulterado o productos tóxicos son frecuentes en Rusia, un país donde 21 millones de personas viven por debajo del umbral de la pobreza.
El precio del vodka comercial es caro y no es tan accesible para millones de ciudadanos rusos.
Por falta de recursos, los más pobres obtienen alcohol de los cosméticos, los productos de la limpieza y hasta anticongelantes para los automóviles.
En diciembre de 2020, autoridades sanitarias de Rusia recomendaron a la población que si recibían la vacuna Sputnik V contra COVID-19, los rusos debían dejar de consumir alcohol por casi dos meses.
La medida causó el descontento entre los rusos y consideraron la petición de las autoridades sanitarias como exagerada dado que los rusos están entre los mayores consumidores de alcohol en el mundo.
De 1990 al 2000, según un reporte de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Rusia alcanzó críticos niveles de consumo de alcohol en su sociedad, lo que incluso orilló a una “crisis de mortandad”. Desde 2003, el Gobierno de Rusia implementó medidas para disminuir el consumo.
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