El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, fue elegido el lunes primer secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC), tomando el relevo de Raúl Castro, que se retira a los 89 años, anunció el partido, único en la isla.
“Electo Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba en el 8 º Congreso PCC”, anunció el partido en su cuenta de Twitter al término de la elección de los delegados de esta organización política.
Termina la era de los Castro al frente del PCC
Estuvo por décadas a la sombra de su hermano Fidel. Ahora, Raúl Castro se retira, a los 89 años, como un líder pragmático que lanzó reformas económicas inéditas en Cuba, pero se va sin concluirlas y sin ceder al principio de partido único.
Cuando su hermano Fidel enfermó en 2006 y le cedió el poder, Raúl, acostumbrado a estar tras bambalinas, fue el objetivo de los focos.
“Nunca intentó emular la personalidad de su hermano, construyó su propio liderazgo, más racional y pragmático”, dice Michael Shifter, presidente del centro de reflexión Diálogo Interamericano, con sede en Washington.
El país avanzó cuando Raúl Castro asumió de manera oficial la presidencia en 2008. Levantó restricciones para viajar al exterior y sacó a opositores de cárceles.
También emprendió reformas económicas, permitiendo la venta de casas, mientras muchos empezaron a trabajar en el sector privado con la proliferación de pequeños negocios.
Y en 2014 sorprendió al mundo al anunciar el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Estados Unidos, dando lugar a un deshielo que solo duró hasta 2016.
Raúl Castro se retira dejando a Miguel Díaz-Canel, de 60 años, al frente del Partido Comunista de Cuba (PCC), el máximo cargo del país.
Enfundado en su uniforme militar, Raúl confirmó el viernes su retiro durante el octavo congreso del PCC.
“Mientras viva estaré listo, con el pie en el estribo, para defender a la patria, la revolución y el socialismo”, dijo.
Raúl Castro y su paso por la revolución
La vida de los hermanos Castro estuvo marcada por el triunfo de la revolución en 1959.
“Después de la guerra (…) presidio, exilio, cualquiera de las tres cosas, son de las que más unen a los hombres, y la mayoría de nosotros pasamos por las tres”, dijo él mismo en el documental “La Guerra Necesaria” (1980).
El origen de los Castro está en su natal Birán, provincia de Holguín (este), donde Raúl convivió con hijos de trabajadores de la finca de su padre, nadando en ríos y en largas cabalgatas.
Con sólo 22 años y sin experiencia militar, se unió a su hermano Fidel para atacar el Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953. Entonces ganó fama arrebatando la pistola a un sargento.
Tras casi dos años en prisión, partieron en 1955 al exilio en México para regresar a bordo del yate Granma e iniciar la guerra de la Sierra Maestra, que los condujo al triunfo dos años después.
A pesar de su rostro juvenil y lampiño, distinto a otros revolucionarios “barbudos”, Raúl Castro tomó decisiones duras. Se le atribuyen órdenes de fusilamiento a agentes de la dictadura, luego de que Fulgencio Batista huyera.
“No podía aparecer ante el enemigo como un alma caritativa”, diría en 1993 en una entrevista al Diario de México.
Sin embargo, fue un dirigente comprometido con sus hombres. Conocía a sus tropas y no era un ministro de visitas relámpago a una base militar.
“Le gustaba conversar, charlar, hacer chistes y tomar un trago con sus oficiales (…) tiene esa cosa que los soldados aprecian”, afirmó Hal Klepak, profesor emérito de Historia y Estrategia del Royal Military College de Canadá.
¿Quién es Miguel Díaz-Canel?
Nacido después del triunfo de la revolución en 1959, Miguel Díaz-Canel, presidente y ahora primer secretario del Partido Comunista, encarna la nueva generación en el poder en Cuba, más conectada, pero no necesariamente más flexible.
Cuando llegó a la presidencia en 2018, se había escrito mucho sobre sus traslados en bicicleta mientras trabajaba en provincia, sus pantalones vaqueros, su pasión por los Beatles, el uso de tabletas digitales… ciertamente mostraba un estilo más moderno que el de los hermanos Castro.
Así terminó el verde olivo de sus ilustres predecesores: por primera vez en décadas, Cuba era presidida por un civil.
Pero “no es un advenedizo ni un intruso”, advirtió Raúl Castro, su predecesor.
Porque Miguel Díaz-Canel, de 60 años, encanecido rápidamente en el cargo, voz ronca y sin gran talento en la oratoria, ha pasado toda su carrera en el Partido Comunista, siguiendo escrupulosamente cada uno de los escalones para alcanzar el cargo supremo.
El gran público conoce poco de su ascenso. Miguel Díaz-Canel, de joven, integró una misión internacionalista a Nicaragua con otros miembros de la juventud comunista, fue jefe del partido en dos provincias, ministro de Educación Superior, vicepresidente en 2013 antes de ser designado presidente por los diputados, elegidos de igual manera por el partido único.
Ahora también se convierte en el primer secretario del partido, con la pesada tarea de afirmar su propia legitimidad mientras Cuba enfrenta su peor crisis económica en casi 30 años, bajo el impacto de la pandemia y de las sanciones de Estados Unidos.
“Mano de hierro”
Ingeniero electrónico de formación, Díaz-Canel es también el primer civil en dirigir el partido y su única experiencia militar fueron tres años de servicio en una unidad de misiles antiaéreos.
“Hablamos muchas veces”, recuerda Harold Cárdenas, analista político y director del medio digital La Joven Cuba. Cuando su revista fue amenazada con el cierre en 2013, “fue a vernos allí, se sacó una foto con nosotros, nos apoyó públicamente”.
En esa ocasión, “conocimos de primera mano al Díaz-Canel conciliador, que entiende la tecnología”.
Pero el tono cambió desde su ascenso al poder: a finales de diciembre calificó en Twitter a los medios independientes cubanos de “mercenarios y mentirosos”.
“Es difícil (ver) el Díaz-Canel conciliador cuando tiene a Trump cuatro años haciendo la política más agresiva que ha habido con Cuba posiblemente en 60 años”, concede Cárdenas.
De manera general “el cambio generacional no es promesa de nada” sobre una apertura política, pues “la vía más rápida en Cuba para apuntarse méritos políticos dentro de la estructura política del país es mostrar mano dura”, opina.
Miguel Díaz-Canel y su manera de gobernar Cuba
Miguel Díaz-Canel ha basado su estilo de gobernar en un principio: la presencia constante en el terreno ya sea física, con numerosos viajes a las provincias, o virtual, mediante la apertura de su cuenta de Twitter, que usa para comunicarse varias veces al día.
También cuida su imagen. Sólo ha concedido una entrevista a un medio extranjero, el canal venezolano Telesur, o mostrando un rostro más humano junto a su esposa, Lis Cuesta, quien ocupa de hecho el cargo de Primera Dama, una posición sin precedentes desde la revolución.
Padre de dos hijos de un primer matrimonio, es descrito como sencillo y asequible por sus seguidores, quienes dicen que “sabe escuchar”.
Básicamente, “es un hombre radical”, apunta el profesor y exdiplomático cubano Carlos Alzugaray: “Su principal trayectoria ha sido dentro del partido, no dentro del gobierno. Él está en el plano de la lucha política, de la lucha ideológica”.
Y eso se traslada a su forma de utilizar internet, cuyo uso se ha disparado en Cuba desde la llegada de la 3G a finales de 2018: lo ve como “un instrumento de hacer propaganda, y yo creo que es más un instrumento de comunicación”, opina Alzugaray.
Hace apenas unas semanas, Miguel Díaz-Canel defendió su tesis doctoral sobre el tema “Gestión de gobierno basada en la ciencia y la innovación”, despertando la incredulidad de algunos internautas ante tal proeza.
Pero en el reverso de la moneda, internet sirve como caja de resonancia de las demandas ciudadanas: protegidos por el anonimato de las redes sociales, los cubanos han comenzado a llamar, incluso a insultar al presidente y a sus ministros.
Los colectivos de artistas o defensores de los animales se consolidaron de esa manera, con el fin de defender mejor sus reivindicaciones, que luego expresaron al manifestarse frente a los ministerios, algo inaudito en Cuba. “Nuestros ministerios no son tarimas mediáticas”, replicó tajantemente Díaz-Canel vía Twitter, un mensaje acompañado del lema “Viva la revolución”.