El presidente francés Emmanuel Macron se entrevistará este domingo con su homólogo de Rusia, Vladimir Putin para tratar de evitar una invasión de Ucrania que se teme inminente ante el incremento de la tensión y las evacuaciones en la línea del frente.
Tras su encuentro personal el 7 de febrero en Moscú, esta conversación programada para las 10:00 horas entre los dos mandatarios forma parte de “los últimos esfuerzos posibles y necesarios para evitar un conflicto mayor en Ucrania“, señaló la presidencia francesa.
Con más de 150,000 soldados en la frontera y los efectivos de las fuerzas rebeldes separatistas del este de Ucrania, Rusia puede lanzar un ataque sobre su vecino prooccidental “en cualquier momento”, advierte repetidamente Estados Unidos.
Su presidente Joe Biden participará el domingo en una inusual reunión del Consejo de Seguridad Nacional centrada en Ucrania, días antes de una reunión entre su secretario de Estado Antony Blinken y su homólogo ruso Serguéi Lavrov prevista para el jueves si la guerra no estalla antes.
Pero las previsiones no son optimistas. “Todas las señales indican que Rusia planea un ataque total contra Ucrania“, afirmó el sábado el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.
Antes de charlar con Putin, Macron se entrevistó el sábado con el presidente ucraniano Volodimir Zelenski, quien aseguró que “no respondería a las provocaciones” de Rusia en la línea del frente con los separatistas del Donbás, según el Elíseo, sede de la presidencia de Francia. También le habría pedido a Macron que le indicara a Putin “la disponibilidad de Ucrania para dialogar”, añadió la presidencia francesa.
“Una acción militar rusa contra Ucrania llevaría la guerra al corazón de Europa”, insistió un asesor de la presidencia francesa, alertando de un riesgo de conflicto “en Ucrania y alrededores”. No habría entonces “otra opción posible que una reacción muy fuerte”, añadió.
Tensión en el frente
En el terreno, sin embargo, la escalada de tensión es constante. Los separatistas prorrusos del Donbás, que acusan a Kiev de quererlos atacar, anunciaron una “movilización general” de los hombres capaces de combatir y ordenaron una evacuación de civiles hacia las regiones vecinas de Rusia.
En la noche del sábado al domingo, las agencias rusas informaron de disparos de artillería en la periferia de Donetsk, cerca de la línea del frente. Y los observadores de la OSCE, encargados de velar por el alto el fuego en la zona, alertaron de un incremento de las vulneraciones de ese acuerdo.
El Kremlin niega albergar intenciones hostiles hacia Kiev, pero exige a la OTAN garantías para su seguridad, como la retirada de su infraestructura militar de Europa del Este y un compromiso conforme Ucrania nunca entrará en la alianza transatlántica.
En el frente del este de Ucrania, los combates arrecian, entre acusaciones mutuas de Kiev y los rebeldes separatistas de estar envenenando el conflicto que ha causado más de 14,000 decesos desde 2014.
La región rusa de Rostov, en la frontera con Ucrania, declaró el estado de urgencia para hacer frente a un posible flujo de refugiados. Según las últimas cifras de los rebeldes, más de 22,000 personas fueron evacuadas hacia Rusia desde la zona del frente, donde viven cientos de miles de personas.
Desde hace casi tres meses, Washington no ha parado de lanzar alertas sobre los preparativos de una ofensiva rusa en Ucrania. El viernes, Biden se dijo “convencido” de que Putin había tomado la decisión de invadir el país.
Desde Múnich, en una importante conferencia de seguridad, Zelenski mandó un mensaje más sosegado, señalando que “no hace falta entrar en pánico”, aunque pidió también a Occidente abandonar la política de “apaciguamiento” de Rusia y aumentar su ayuda militar a Kiev.