La Niña podría reaparecer antes de finales de 2021, solamente cinco meses después de que la Organización Meteorológica Mundial (OMM) declaró terminado el fenómeno, debido a un pronóstico de temperaturas por encima de la media pese al efecto de enfriamiento que produjo su reciente paso.
¿Qué es el fenómeno de La Niña?
La Niña es un fenómeno climatológico que corresponde al enfriamiento a gran escala de las aguas de la superficie en el centro y este del Pacífico ecuatorial; tiene una gran influencia en las condiciones climáticas de diversas partes del mundo.
Entre algunos peligros que podría generar están fuertes lluvias, inundaciones y sequías; sin embargo, por los avances en los sistemas meteorológicos se puede alertar a la población si generaría alguna afectación
“Pero a pesar del fenómeno La Niña, que habitualmente tiene como efecto enfriar el clima, las temperaturas medidas en tierra deberían ser superiores a la media entre septiembre y noviembre, especialmente en el hemisferio norte”, añadió la OMM.
El impacto de La Niña, que se produce entre cada dos a siete años, se siente en gran parte del planeta bajo la forma de variaciones en la presión atmosférica, los vientos y las precipitaciones, con efectos en general inversos al de otro fenómeno, El Niño.
¿El cambio climático afecta?
Pero el cambio climático provocado por las actividades humanas influye sobre estos fenómenos, porque “amplifica los efectos de los fenómenos naturales como La Niña e influye cada vez más en nuestras condiciones meteorológicas, lo que se traduce especialmente en un calor y una sequía más intensos (y el riesgo asociado de incendios forestales), así como precipitaciones e inundaciones récord”, declaró el secretario General de la OMM, Petteri Taalas.
La OMM dijo que si La Niña reaparece se espera que sea de manera débil, y las temperaturas de la superficie del mar superiores a la media deberían influir en las temperaturas del aire para el periodo comprendido entre septiembre y noviembre de 2021.
- De acuerdo con la organización, las temperaturas serían superiores a la media en el centro-este de América del Norte, el extremo norte de Asia y el Ártico, al igual que en el centro y este de África y el sur de América del Sur.