El Senado de Estados Unidos inicia este lunes la audiencia de la jueza Amy Coney Barrett, nombrada por Donald Trump para ocupar un lugar en la Corte Suprema de ese país.
A pesar de la oposición de los demócratas, los republicanos esperan confirmar a la jueza Barrett antes de la elección presidencial el próximo 3 de noviembre.
La audiencia de confirmación se realizará durante cuatro días y se llevará a cabo por la Comisión Judicial del Senado.
La audiencia es un paso clave antes de la votación del pleno del Senado, prevista para fines de octubre, sobre si la jueza de 48 años recibirá un puesto vitalicio en el máximo tribunal del país.
La jueza conservadora fue seleccionada el 26 de septiembre por el presidente republicano para suceder al ícono feminista y progresista Ruth Bader Ginsburg, fallecida ocho días antes de cáncer.
Amy Coney Barrett debe recibir el aval del Senado de EU
Conforme la Constitución, Amy Coney Barrett debe obtener el aval del Senado para entrar al templo del derecho estadounidense, donde ya cinco de los nueve miembros son jueces conservadores.
Los demócratas y su candidato, Joe Biden, reclaman esperar el veredicto de las urnas antes de buscar llenar ese puesto, designado de por vida y extremadamente influyente, pero Trump quiere avanzar lo más rápidamente posible para satisfacer a los electores de la derecha religiosa.
“Servir al reino de Dios”
Amy Coney Barrett es bien vista en los círculos cristianos tradicionales de Estados Unidos, con los que comparte valores, empezando por una oposición declarada al aborto y una adhesión al concepto de pareja como la unión “de un hombre y una mujer”, según una carta enviada al papa en 2015
La jueza Coney Barrett, católica practicante, madre de siete hijos, incluidos dos adoptados de Haití y un pequeño con síndrome de Down, en algún momento declaró tener por “causa” servir al “reino de Dios”.
Su pertenencia a un pequeño grupo de católicos, People of Praise, que siguen ritos alejados del canon oficial, es objeto de atención especial en los últimos días.
Pero Coney Barrett, con una reputación de hacer argumentos jurídicos minuciosamente trabajados, afirma que sabe distinguir sus convicciones personales de su labor como jueza.
Ante los senadores, debería subrayar que se esfuerza siempre por hacer “todo lo posible para llegar al resultado requerido por la ley, cualesquiera que sean mis preferencias personales”.
“Las cortes no están hechas para resolver cada problema o corregir cada error en nuestra vida pública. Las decisiones de política pública (…) deben tomarse por las ramas políticas que son elegidas y rinden cuentas al pueblo”, debería decir en su presentación, publicada por varios medios.
Además del desempeño de Barrett en la audiencia, los observadores también estarán atentos a una integrante en particular de la comisión judicial, encargada del interrogatorio: la senadora Kamala Harris, compañera de fórmula de Biden.
- Los defensores de la jueza consideran que es víctima de hostilidad por su devoción.
“Los ataques permanentes de los demócratas en el Senado y los medios sobre la fe de la jueza Barrett son una vergüenza“, dijo el líder de la mayoría republicana en la Cámara Alta, Mitch McConnell.
“Esperamos que reciba una audiencia justa y que no veamos el tipo de ataques contra su fe cristiana”, apuntó el vicepresidente, Mike Pence, durante su debate con Harris.
En un país donde solo un cuarto de la población se declara atea o sin religión, la senadora demócrata tuvo cuidado de evitar el escollo.
“Joe Biden y yo somos personas de fe y es insultante que se sugiera que podríamos atacar a alguien por su fe”, respondió Harris.
Sin referirse a la jueza Coney Barrett, Harris repitió que era imposible confirmarla luego que “cuatro millones de estadounidenses ya votaron” anticipadamente.
E insistió sobre el hecho de que una Corte Suprema modificada podría anular la emblemática ley de salud del expresidente Barack Obama, que expandió la cobertura de los seguros médicos a millones de personas.