Italia inauguró un nuevo puente en Génova, dos años después de que se derrumbara el antiguo dejando 43 muertos, en una ceremonia que no contó con los familiares de las víctimas al considerarla inadecuada.
Aviones de la patrulla acrobática del ejército del Aire difundiendo humo con los colores de la bandera italiana sobrevolaron el puente en el momento en que el primer ministro Giuseppe Conte cortó la banda al final de la tarde, mientras las sirenas del puerto ululaban.
“43 estrellas brillarán bien alto cada noche”, dijo el primer ministro Conte mientras se encendían las luces situadas en lo alto de los pilares para rendir homenaje a las víctimas, cuyos nombres fueron leídos en voz alta, pero en ausencia de los familiares, que rechazaron participar en la ceremonia, prefiriendo reunirse dentro de diez días para conmemorar el segundo aniversario de la tragedia.
“No asistiremos a la inauguración, no queremos que la tragedia acabe con un carnaval”.
Egle Possetti, representante de los familiares, quien perdió a su hermana, el cuñado y dos sobrinos.
“Solo se podría hacer una gran fiesta de este tipo si el puente hubiera sido destruido porque era viejo, se hubiera construido uno nuevo y nadie hubiera muerto”.
Egle Possetti, representante de los familiares.
Un arcoíris apareció sobre el puente en la inauguración del nuevo viaducto Genova-San Giorgio, al que asistieron el primer ministro Giuseppe Conte y el presidente Sergio Mattarella.
Los invitados a esta ceremonia y otros habitantes de Génova pudieron presenciar el arcoíris que se sumó a los honores por las víctimas mortales de hace dos años.
Los asistentes a esta inauguración portaban cubrebocas y se sentaban a una distancia social entre ellos durante la ceremonia.
El arcoíris se podía vislumbran sobre el nuevo puente de un kilómetro de largo, diseñado por el arquitecto Renzo Piano y que reemplaza al antiguo tramo que se rompió en la ciudad el 14 de agosto de 2018 en uno de los peores desastres civiles de Italia en décadas.
A dos años de la tragedia en puente de Génova
El presidente italiano, Sergio Mattarella, fue el primero en cruzar oficialmente con un vehículo el nuevo puente, diseñado por el arquitecto Renzo Piano, autor, entre otros, del Centro Pompidou, del nuevo Palacio de Justicia en París, de la Fundación Botín en Santander (norte de España) y de la Torre The Shard en Londres.
El 14 de agosto de 2018, bajo una lluvia torrencial, el puente Morandi, que llevaba el nombre del ingeniero que lo diseñó en la década del 60, uno de los ejes esenciales para el comercio con Europa pero también para los viajes turísticos, se derrumbó arrastrando decenas de vehículos.
Desde entonces, Italia, donde la ejecución de obras públicas suele ser muy lenta, aceleró el paso y terminó en tiempo récord el puente, a tal punto que se habla en el país del “modelo Génova“.
El último tramo del puente, de aproximadamente 1 km de largo, fue colocado a finales de abril, tras lo que se realizaron los trabajos de acabado y las pruebas de seguridad.
Hace unos diez días se comprobó la solidez del nuevo puente después de que pasaran por él 56 camiones que en total pesaban 2.500 toneladas.
Abrirá a la circulación el 4 o el 5 de agosto después de que se haya quitado el estrado del acto de inauguración.
Con información de Reuters y AFP
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