Irán ahorcó públicamente a un segundo condenado por su participación en las protestas que sacuden el país desde septiembre, tras la muerte de Mahsa Amini, una joven kurda iraní de 22 años que murió tras ser detenida por la policía de la moral por infringir el estricto código de vestimenta de la República Islámica.
Majidreza Rahnavard, de 23 años, fue condenado a muerte por un tribunal de la ciudad de Mashhad por matar a dos miembros de las fuerzas de seguridad y herir a cuatro personas; sin embargo, la pena fue cumplida en público y no dentro de la prisión.
De acuerdo con la agencia Mizan Online, Majidreza Rahnavard fue ahorcado en público y compartió imágenes de su ejecución registrada, probablemente, antes de la madrugada, en las que se ve a un hombre con las manos atadas a la espalda colgando de una cuerda atada a una grúa.
Según reportes, la familia del joven iraní no había sido informada de la ejecución hasta después de ser llevada a cabo. En la red se publicaron imágenes de un último encuentro de Majidreza Rahnavard con su madre, que se fue sin saber que su hijo estaba a punto de ser ahorcado.
La muerte de Majidreza Rahnavard, ahorcado en público, es la segunda ejecución relacionada con las protestas y la primera pública en el contexto de las manifestaciones desencadenadas por la muerte, el 16 de septiembre, de Mahsa Amini, una joven kurda iraní de 22 años que murió tras ser detenida por la policía de la moral por infringir el estricto código de vestimenta de la República Islámica.
Sanciones y condena internacional tras ejecución en Irán
La condena internacional no se hizo esperar. La última ejecución se ha producido en circunstancias “particularmente crueles”, denunció el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, citado por su portavoz.
Estados Unidos estimó que la aplicación de penas de muerte demuestra que el régimen de la República Islámica teme a su pueblo.
“Estas sentencias duras, y ahora la primera ejecución pública (por las manifestaciones) están destinadas a intimidar al pueblo de Irán, están destinadas a suprimir la disidencia y sencillamente demuestran lo mucho que los dirigentes iraníes tienen miedo de su propio pueblo”.
Declaró a la prensa el portavoz del departamento de Estado, Ned Price.
Por su parte, la Unión Europea anunció el lunes nuevas sanciones contra un alto dignatario religioso, 15 altos cargos militares y responsables de la radiotelevisión iraní, prohibiéndoles asimismo la entrada en el espacio europeo.
“Estamos apuntando a los responsables de la continua represión contra los manifestantes”.
Dijo el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell.
Desde su fundación en 1979, la República Islámica se ha visto sacudida por varias olas de protesta, pero esta crisis no tiene precedentes, ni por su duración ni por el hecho de que ocurre en varias provincias, implica a diferentes grupos étnicos y clases sociales e incluye llamamientos directos al fin del régimen.
El Poder Judicial de Irán asegura que hasta ahora ha dictado 11 condenas a muerte en relación con las protestas, calificadas por las autoridades de “disturbios”.
Pero los activistas afirman que otra docena de personas se enfrentan a cargos que conllevan la pena capital.
Múltiples organizaciones de la sociedad civil advirtieron el domingo que varios iraníes condenados a muerte podían ser ejecutados de forma inminente.