El Gobierno de India, encabezado por el primer ministro Narendra Modi, considera que su plan de vacunación contra el coronavirus (COVID-19), es uno de los más grandes y retadores de todo el planeta, debido a densidad poblacional y extensión territorial, además de que esta potencia asiática también padece pobreza.
Reena Jani, trabajadora de salud de 34 años en el Centro de Salud Comunitario Mathalput, India, se levanta por la mañana, camina cuesta arriba hasta la carretera que bordeaba su remota aldea, luego toma una motocicleta que un vecino le presta, para emprender un viaje de 40 minutos más, y luego distribuir vacunas COVID-19.
- Las vacunas COVID-19 en toda India deben esquivar enfrentamientos entre guerrillas
- Reena Jani es una de las trabajadoras de la salud que ya fue inmunizada en este país
Entre primeras y segundas dosis, en India han sido administradas 90 millones 198 mil 673 ampolletas, sobre todo a trabajadores de la salud: pequeña primera fase de un programa de vacunas que India espera que eventualmente proteja a sus mil 400 millones de habitantes de esta nueva enfermedad.
Mitos y cultura
- Suministrar vacunas COVID-19 es una cosa
- Convencer a la gente de que las acepte, es otra
El escepticismo sobre la seguridad y eficacia de las vacunas COVID-19 es alto en India, particularmente en áreas rurales, por la desinformación a través de redes sociales y el boca a boca. Además, India es una nación con una identidad espiritual muy profunda, amén de una larga lista de diversos y variopintos dioses.
El despliegue de las vacunas COVID-19 se produce cuando el número de contagios en India se acercó a los 11 millones, y las muertes superaron 150 mil, solo superadas por Estados Unidos, aunque con una población mucho mayor. En India se produce el antídoto desarrollado por la anglo-sueca AstraZeneca.
Un país exportador
- Un incendio, la semana pasada en la planta de Pune, mató a cinco personas
- Las autoridades dijeron que la producción de vacunas COVID-19 no sería afectada
India ha distribuido 16.5 millones de dosis de las dos vacunas COVID-19 aprobadas a sus estados y territorios, que las dispersaron utilizando un ejército de conductores e infraestructura para los programas de vacunación existentes, pero reforzados para la pandemia contra la misma enfermedad que se combate.
Luego le tocó el turno al conductor veterano del Departamento de Salud, Lalu Porija. Condujo su camioneta de reparto toda la noche para llegar al lugar, y luego transportó las vacunas COVID-19 en camión 500 kilómetros de regreso a Koraput, con un policía armado vestido de civil como compañía.