Hace 75 años Hiroshima quedó reducida, casi, a cenizas. El infierno se vivió en la tierra el 6 de agosto de 1945, la bomba atómica devastó hasta el jardín Shukkeien en la ciudad japonesa.
A más de seis décadas de distancia del lanzamiento de la bomba atómica por parte de Estados Unidos, el mensaje de paz y memoria lo envían no solo las personas sobrevivientes sino los árboles que lograron vivir luego del terrible ataque.
Tomoko Watanabe, nativo de la ciudad devastada, contó a la BBC que la iniciativa Green Legacy Hiroshima o Legado Verde de Hiroshima, busca justamente sembrar el mensaje de paz para asegurar que el sufrimiento que vivió la ciudad no solo no sea olvidado, sino que pueda transformarse en motivo de esperanza.
El proyecto consiste en enviar a diferentes países del mundo semillas de los árboles que sobrevivieron a la devastación de la bomba atómica hace tantos años.
Los árboles son conocidos en Japón como “Hibaku Jumoku”, o árboles que sobrevivieron a la explosión nuclear. (Hibaku significa afectado por la bomba, y jumoku árbol).Hay cerca de 160 árboles sobrevivientes en Hiroshima.
Algunos de los árboles que lograron mantenerse en vida luego del impacto de la bomba atómica fueron trasladados y replantados debido a obras de construcción. Y solo unos 30 aún se encuentran en el mismo lugar en que se hallaban cuando explotó la bomba.
De esos testigos silenciosos que padecieron el infierno, el más antiguo se encuentra en el jardín Shukkeien y es un viejo amigo y fuente de inspiración para Tomoko: un majestuoso ginkgo biloba de 300 años.
El jardín Shukkeien que se convirtió en infierno de Hiroshima
Las víctimas buscaban en el jardín más antiguo de la ciudad de Hiroshima un poco de agua para intentar calmar los estragos de la bomba atómica; sin embargo, el centro natural también padeció los impactos pues se encontraba a solo 1,7 km del hipocentro de la explosión.
“La gente comenzó a llegar al jardín con los brazos en alto, porque la piel quemada se había desprendido y les colgaba de las uñas. Subían los brazos para evitar más dolor cuando la piel tocaba el suelo”,
Tomoko Watanabe
Tomoko Watanabe, quien ha dedicado su vida a difundir el pasado doloroso de Hiroshima, su ciudad natal, recuerda lo doloroso del histórico momento que cobró la vida de 140 mil personas en total.
“La gente comenzó a llegar al jardín desesperada en busca de agua, porque hay un río muy cerca. Llegaban descalzos. La piel de la espalda también les colgaba y la arrastraban desde los talones. Llegaban con el rostro ennegrecido pidiendo ‘agua, agua’, intentaban escapar del epicentro y caminaban como fantasmas”,
Recuerda Tomoko Watanabe.