Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, llamó a la ciudadanía a reconocer y analizar su pasado y presente “racista”, luego de que la Federación de Naciones Indígenas Soberanas de Saskatchewan halló 751 tumbas anónimas en un antiguo internado gestionado por la Iglesia católica.
- El hallazgo se suma al de mayo pasado, cuando se localizaron restos de 215 niños en otro internado católico de Columbia Británica
Las tumbas recién encontradas están localizadas en el internado de Marieval, provincia de Saskatchewan, donde el recinto atendía a indígenas de Canadá. El jefe de la Primera Nación de Cowessess, Cadmus Delorme, aclaró que no se trata de una fosa común.
Trudeau pide reconciliarse con el pasado
- El primer ministro emitió un emotivo comunicado de prensa
- Confirmó que las tumbas halladas en Canadá guardan los restos de niños
También comentó que no se tiene registro de quiénes fueron esos niños, y aseguró que su corazón está “roto” por la violencia contra los pueblos autóctonos de Canadá; exigió mirar al pasado, a la historia, para que ese tipo de actos no se repitan en el país.
“Ningún niño ni familia deben ser separados de sus comunidades ni despojados del idioma, cultura e identidad. Nadie debe ser sometido a soledad, abusos, miedo, para no volver a ver a sus seres queridos. A nadie se le debió robar la risa y la alegría, el juego ni el orgullo de crecer en comunidad”.
En 1886, la Iglesia católica romana llegó a Canadá. En 1898, dicho internado en Marieval abrió sus puertas y las cerró hasta 1996: se estima, aunque hacen falta investigaciones, que dichos sepulcros anónimos se realizaron en la década del 60.
Cadmus Delorme agregó que hay historias orales de que también hay adultos en estas tumbas: “Algunos de los habitantes de los pueblos locales acudían a la iglesia, y pudieron haber sido víctimas y enterrados aquí también”, sin que hasta ahora se explique cómo murieron los indígenas de Canadá.
Unos 150 mil niños indígenas fueron reclutados a la fuerza hasta 1990 en 139 internados de Canadá: fueron sometidos a maltratos y abusos sexuales, y habrían muerto más de 4 mil, según una investigación que concluyó que la Iglesia perpetró un auténtico “genocidio cultural” terminado en tumbas.