En su viaje desde Honduras hacia Estados Unidos, miles de migrantes ingresaron a pie al este de Guatemala, donde fueron frenados por la policía, que les lanzó gas lacrimógeno, y por militares que aporrearon a quienes insistían en avanzar por la fuerza.
Las fuerzas de seguridad cercaron a los migrantes en una carretera del poblado de Vado Hondo, en el departamento de Chiquimula, frontera con Honduras.
Según cifras de la Policía, hasta este lugar han llegado al menos seis mil de las nueve mil personas que se estima que ingresaron a Guatemala.
Las detonaciones ensordecedoras de los disparos de gas y el humo hicieron que miles retrocedieran en la carretera, mientras otros buscaban refugio en unas montañas.
En su huida, algunos dejaron caer sus pertenencias, mientras que quienes insistieron en quebrar el cerco fueron aporreados.
Una funcionaria de Salud de la región, que no se identificó, detalló que hay varios lesionados por los golpes recibidos.
A diferencia del viernes, cuando la Policía de Guatemala iba desarmada y no contuvo el ingreso de la caravana por el paso fronterizo de El Florido, en esta ocasión los agentes de seguridad portaba armas de fuego.
Desde la noche del sábado, los migrantes están varados en este punto estratégico pues es difícil continuar el rumbo por otro lado, debido a la accidentada geografía del lugar.
Los hondureños aseguran que buscan escapar de la pobreza, la violencia, el desempleo, falta de educación y salud, lo que se agravó con la pandemia del nuevo coronavirus COVID-19 y el azote de dos huracanes en noviembre.
Guatemala, México y Estado Unidos blindan sus fronteras
La caravana también está alentada por la esperanza de una posible flexibilización de las políticas migratorias en Estados Unidos, cuando el presidente electo, Joe Biden, asuma el próximo 20 de enero. Sin embargo, Washington ya descartó la posibilidad.
“No pierdan su tiempo y dinero, y no arriesguen su seguridad y salud. Es un viaje mortal”
Mark A. Morgan, comisionado interino de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP)
El propio Trump extendió el viernes la “emergencia nacional” en la frontera con México, impuesta por primera vez en febrero de 2019 para desbloquear fondos y construir su tan anunciado muro.
“Vamos a aguantar hasta que nos dejen continuar, solo que nos den paso porque no nos vamos a quedar en Guatemala, nuestra meta es llegar a Estados Unidos”
Vázquez, migrante que dejó a su esposa en Honduras
El joven se va de Honduras, pues se quedó sin trabajo porque los campos de banano se perdieron con los huracanes.
En tanto, los jóvenes esposos Víctor Clemente, de 19 años, y Gisela Orellana, de 16, dicen a que decidieron dejar San Pedro Sula, en el norte de Honduras, porque la mitad de esa región económica quedó afectada por las tormentas y la pandemia.
“No van a poder pasar”, advirtió el sábado el director general de Migración guatemalteca, Guillermo Díaz, que lamentó que se expongan a niños y ancianos en la marcha y exhortó a los migrantes al retorno voluntario.
Según el último reporte de Migración, cerca de un millar de personas ya habían sido devueltas a la frontera, entre ellas 163 niños.
El gobierno de Guatemala recriminó a Honduras la “transgresión” de su soberanía nacional, y le pidió “contener la salida masiva de sus habitantes”.
Apenas en octubre, Guatemala devolvió una caravana con cuatro mil personas bajo el argumento del riesgo de contagios de COVID-19, y recordando que el país promueve una migración legal.
En esta ocasión, la mayoría partió la madrugada del viernes desde la estación de buses de San Pedro Sula, habitual lugar de salida de las caravanas migrantes.
- Casi todos van a pie y algunos piden un “aventón”.
Si logra recorrer 450 kilómetros por Guatemala, el grueso de la caravana intentará luego entrar por el paso fronterizo de Tecún Umán a México, que ya blindó su frontera.
Más de una docena de caravanas, algunas con miles de migrantes, han salido de Honduras desde octubre de 2018 rumbo a Estados Unidos, pero la mayoría ha fracasado.