El Fondo Monetario Internacional (FMI) no prevé una recesión mundial, pero rebaja sus previsiones de crecimiento para 2022 y 2023 debido a la guerra en Ucrania y su efecto en la inflación, anunció este jueves la directora general de la institución, preocupada por una “fragmentación” del mundo.
En enero, incluso antes de que Rusia invadiera Ucrania, el FMI ya había rebajado su previsión de crecimiento global para este año al 4.4%, debido a la variante ómicron del COVID-19, pero revisó al alza sus proyecciones para el próximo año.
La contienda bélica en Ucrania echó abajo los pronósticos del FMI
Desatada el 24 de febrero con la invasión rusa a Ucrania, la guerra ha agravado la inflación, que representa “actualmente un peligro real” para la recuperación económica mundial, recalcó Kristalina Georgieva.
“En pocas palabras: nos enfrentamos a una crisis encima de otra crisis”, lamentó en un discurso previo a las reuniones de primavera boreal del FMI y el Banco Mundial.
Georgieva no ha revelado las proyecciones de crecimiento para cada país, que se publicarán el próximo martes. Pero indicó que “la economía de la mayoría de los países permanecerá en terreno positivo”. Es decir, los economistas del FMI no anticipan una recesión en este momento.
Sin embargo, el impacto de la guerra en Ucrania contribuirá a degradar este año las previsiones de crecimiento de 143 países que representan el 86% del PIB mundial.
Destacó asimismo que el grado de incertidumbre del último pronóstico del FMI va mucho más allá de lo “habitual”, porque la guerra en Ucrania y las sanciones contra Moscú podrían agravarse y es probable que surjan nuevas variantes del COVID-19.