Estados Unidos (EU) admitió que su ataque con drones contra presuntos miembros del grupo Estado Islámico (EI) en Kabul, mató a 10 civiles, siete de ellos niños, a solo dos días antes de su retirada de Afganistán.
El general Kenneth McKenzie, comandante del Comando Central de los Estados Unidos, precisó que las tropas estaban convencidas de que, en el momento del ataque, “el área estaba libre de civiles y de que habían tomado medidas prudentes con respecto al armamento del ataque para minimizar la posibilidad de víctimas civiles”.
“Mi evaluación es que sí creyeron, como se informó, que hubo una explosión secundaria. Nuestra investigación ahora concluye que el ataque fue un trágico error”.
Dijo el general Kenneth McKenzie.
El 26 de agosto, un terrorista suicida del Estado Islámico había matado a decenas de personas que intentaban ser evacuadas en el aeropuerto. Entre las víctimas se cuentan 13 miembros del servicio estadounidense.
El ataque de Washington del 29 de agosto tenía como objetivo un lugar de Kabul donde los servicios de inteligencia creían que Estado Islámico preparaba nuevos ataques contra el aeropuerto. El secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, ofreció sus “disculpas” a los familiares de las víctimas del ataque, ninguna vinculada a con el Estado Islámico.
Y en nombre de los hombres y mujeres del Departamento de Defensa, ofrece su más sentido pésame a los familiares sobrevivientes de los asesinados, incluido el Sr. (Ezmarai) Ahmadi y al personal de Nutrition & Education International, el empleador del Sr. Ahmadi.”
Más de 71.000 civiles afganos y paquistaníes han muerto directamente a causa de la guerra lanzada por Estados Unidos tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.