El Gobierno de México cerró la sede de su Embajada en Haití ante las manifestaciones y bloqueos que se presentan en la capital de la nación caribeña, por lo que hizo un llamado a los connacionales a disminuir los traslados no esenciales, evitar concentraciones de gente y mantener atención a su entorno.
A través de su cuenta de Twitter, la Embajada de México detalló que el inmueble permaneció cerrado esta semana y será hasta nuevo aviso; asimismo, recordó que los días 15 y 16 de septiembre tampoco se encontrarán abiertas las instalaciones, ya que es feriado nacional.
Recomendaciones a mexicanos ante manifestaciones
En el contexto de las manifestaciones y bloqueos, el Gobierno de México emitió una serie de recomendaciones, que son:
- Mantenerse alejado de protestas, manifestaciones o disturbios
- Respetar las leyes locales
- Seguir las disposiciones de las autoridades locales en todo momento
- Conducirse respetuosamente con las personas y con las autoridades locales
- Llevar siempre una copia del pasaporte o identificación con fotografía
Finalmente, recordó a los connacionales registrarse ante el Sistema de Registro para Mexicanos en el Exterior (SIRME) para que las autoridades mexicanas puedan contactarlos en situaciones de emergencia en el extranjero; además; puso a disposición el número telefónico +509 4895 7656
Manifestaciones paralizan Haití tras suspensión de subsidios a combustibles
Varias ciudades de Haití se vieron paralizadas este miércoles por manifestaciones desencadenadas por la decisión del Gobierno de suspender los subsidios a los combustibles, en un país donde la gasolina es tan escasa como imprescindible.
Las principales carreteras fueron bloqueadas, el transporte público detenido y muchos negocios o instituciones públicas mantuvieron sus puertas cerradas, mientras algunos negocios eran atacados por los manifestantes.
El domingo, el primer ministro, Ariel Henry, anunció que los precios del combustible debían aumentar, ya que el Estado carecía de fondos para continuar con los subsidios.
El anuncio desató la ira de una población, ya golpeada por la inseguridad y la pobreza, y que no sólo depende del combustible para el transporte, sino también para la electricidad y para cocinar.