Una nueva represión de las manifestaciones prodemocracia en Birmania dejó como saldo cerca de 90 personas muertas, denunció la Organización de Naciones Unidas y organizaciones locales.
“Al menos 89 personas habían muerto al anochecer”, declaró la Asociación de Asistencia a los Prisioneros Políticos (AAPP), una organización local que monitorea el número de muertos desde el golpe de Estado del 1 de febrero.
La Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos utilizó su cuenta oficial de Twitter para pronunciarse respecto a la nueva jornada de represión militar y alerto de una “violencia impactante”.
“Estamos recibiendo informes sobre decenas de muertos, incluidos niños, centenares de heridos en unas 40 localidades y detenciones masivas”,
Tuiteó la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos.
Una portavoz de este organismo, Ravina Shamdasani, precisó que aún no pudieron “corroborarlo de forma independiente”, pero que recibieron “múltiples informes creíbles”.
“Por el momento, los balances de muertos oscilan entre 83 y 91, con centenares de heridos. Tenemos cuatro informes de niños que murieron, incluido como mínimo un bebé”,
Ravina Shamdasani
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, también condenó el hecho argumentando que se trató de una “masacre”; mientras que Estados Unidos, la Unión Europea y el Reino Unido utilizaron un tono parecido.
El conflicto en Birmania
El país vive sumido en una profunda crisis desde que los militares depusieron al gobierno civil de Aung San Suu Kyi, lo que desencadenó una gran revuelta.
La jornada comenzó con una espectacular demostración de fuerza de la junta militar, con motivo del Día de las Fuerzas Armadas.
Miles de soldados, así como tanques, misiles y helicópteros desfilaron en una gran explanada de la capital, Naipyidó, frente a los generales y sus escasos invitados, entre ellos las delegaciones rusa y china, países que no han condenado el golpe.
A media jornada, la violencia estalló en todo el país. En Rangún, columnas de humo se elevaban sobre la antigua capital del país, que se ha convertido en foco de disturbios en las últimas semanas.
La región central de Mandalay se vio arrastrada por una oleada de caos y disturbios. Las fuerzas de seguridad dispararon indiscriminadamente, y en cinco ciudades distintas murieron al menos 10 personas, entre ellas una niña de 14 años, en Meiktila.