Los escenarios que se abren ante España tras las elecciones del domingo son básicamente que Pedro Sánchez repita gobierno, que la derecha mande en minoría o que se repitan las elecciones.
Un gobierno de derechas en España
Pronosticado como ganador por todos los sondeos, el conservador Partido Popular (PP) ganó las elecciones pero muy por debajo de sus expectativas.
Con 136 escaños, se queda muy lejos de la mayoría absoluta de 176 escaños en el Congreso de los Diputados, incluso con el apoyo de los 33 representantes del partido de extrema derecha Vox, su único aliado potencial.
Como ganador de las elecciones, el candidato del PP, Alberto Núñez Feijóo, reclamó el derecho a gobernar en minoría y se apresuró a pedir al Partido Socialista de Sánchez “y al resto de fuerzas políticas, que no bloqueen (la formación de un) Gobierno del PP”.
“No hay ningún presidente del Gobierno de España que haya gobernado después de perder las elecciones”, lanzó Feijóo, en un mensaje a Sánchez.
“El problema para el PP es que necesita el apoyo de Vox y de otros partidos para gobernar. Sin embargo, partidos regionalistas como el Partido Nacionalista Vasco (PNV) van a encontrar muy difícil apoyar a un gobierno que incluya a Vox”, que generalmente les ataca y los tilda de enemigos de España, apuntó Antonio Barroso, analista de la consultora Teneo.
El PP también podría lograr formar gobierno si los socialistas se abstienen en una votación de investidura, pero ya han dicho que no lo harán.
Pedro Sánchez aguanta
Esto es lo que teme Alberto Núñez Feijóo.
Segundo partido en número de diputados, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) de Pedro Sánchez, que convocó estas elecciones anticipadas tras la debacle de su formación en los comicios locales de mayo, tiene 122 escaños y puede contar con los 31 de Sumar, su aliado radical de izquierdas.
Para tener alguna posibilidad de mantenerse en el poder, la izquierda también necesitará asegurarse el apoyo de pequeños partidos regionalistas, como ha hecho en los últimos años.
Entre ellos están los catalanes de ERC (Izquierda Republicana de Cataluña) y los vascos de Bildu, considerados herederos políticos de la extinta organización armada ETA.
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Pero eso no bastará: también necesitará la abstención del partido Junts per Catalunya (JxCat). Sus dirigentes, entre ellos el notorio independentista Carles Puigdemont, ya han dejado claro que tal eventualidad tendría un precio.
Si se cumplen estas condiciones, Sánchez podría contar con el apoyo de 172 diputados, pocos más que la alianza PP-Vox, pero suficientes en una segunda votación de investidura, en la que sólo se requiere mayoría simple.
Nuevas elecciones en España
Según los analistas, es la hipótesis más probable.
Si ni el bloque de izquierda ni el de derecha consiguen formar gobierno, se convocarán elecciones, a priori antes de fines de año.
El nuevo Parlamento se constituirá el 17 de agosto. Los partidos pueden entonces negociar, sin límite de tiempo, para dar con una mayoría.
Sin embargo, a partir del momento en que una votación de investidura fracase, el rey Felipe VI tiene que disolver el Parlamento dos meses después y convocar nuevas elecciones.
Una situación de bloqueo que España conoce bien, porque entre 2015 y 2019 el país vivió cuatro elecciones generales.