Hace cuatro días en Sudán estalló la guerra entre el Ejército y las paramilitares RSF, con el control de la gran riqueza de oro del país africano como la causa oculta de sus desacuerdos, toda vez que se acusan de romper el pacto que permitió el derrocamiento de Omar al Bashir en 2019.
El jueves pasado el vocero de las Fuerzas Armadas sudanesas alertó a la población de despliegues no autorizados por diversas partes del territorio de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF, por sus siglas en inglés), conocidas como la infantería de facto por su capacidad operativa, armamento y control de las calles, aumentando la tensión entre los paramilitares y el gobierno, llegando hasta los enfrentamientos que ya llevan más de 100 muertos y mil heridos.
Y es que tras el derrocamiento del dictador, y la conformación de un gobierno civil provisional, Abdelfatah al Burhan, líder del Consejo Soberano, y el líder de las RSF, Mohamed Hamdan Daglo, tras un segundo golpe de Estado que sacó a los civiles del poder, acordaron la transición hacia un gobierno ciudadano a través de elecciones.
Como parte del acuerdo, que ratificaron en diciembre, pero cuyo proceso electoral no se concretaba al darle largas, el gobierno de facto, incorporó al ejército a las RSF, toda vez que su líder, Mohamed Hamdan Dagalo, también conocido como Hemedti, fungía como jefe adjunto del Consejo Soberano. Sin embargo, los paramilitares tienen el control de la mayoría de las minas, del que se hicieron tras su creación en 2013 para el combate a los rebeldes en la zona de Darfur, donde se concentra una parte de la producción de este metal preciado.
Mientras que, según especialistas, al Burhan estaría intentando aprovechar el pacto y la inclusión de las RSF como brazo armado para también hacerse del control de las minas, que por años ha sido la base del financiamiento de la organización paramilitar que tendría nexos con la rusa Wagner, con el que actualmente ya tienen 70 mil hombres y alrededor de 10 mil camionetas armadas.
El oro en Sudán
Y es que la producción de oro no es cosa menor para Sudán, que figura como el tercer extractor del metal en el continente, después de Sudáfrica y Ghana, con alrededor de 40 mil sitios de extracción y 60 empresas operando en el país.
De igual forma, de acuerdo con cifras oficiales sudanesas, tan sólo en 2022 se exportaron 41.8 toneladas de oro, por un valor de 2 mil 500 millones de dólares, con la industria concentrada principalmente en las regiones de Darfur, Nilo Azul y Kordofán del Sur.
Mientras que desde 2012 adquirió nuevo “brillo” la minería tras el descubrimiento de depósitos con metal suficiente para resolver la crisis económica que vive ese país, así como la eliminación en 2019 de las restricciones a la exportación, con lo que además se redujeron los impuestos a la minería para atraer la inversión extranjera.