Al escuchar el nombre de Thomas Jefferson lo más común es pensar en la independencia de Estados Unidos y su participación en la guerra contra la corona británica, sin embargo, aunque fue uno de los fundadores de aquel país, no logró ganar una de sus más importantes luchas: el amor.
Y es que el también diplomático estadounidense estaba completamente enamorado de la pintora, música y educadora italo-inglesa, María Cosway, a quien conoció durante los cuatro años que realizó labores diplomáticas en París, Francia, cuando él tenía 43 años y ella solo 27; y a quien le dedicó cartas de amor.
“Mi querida señora. Después de haber realizado el último y triste viaje para acompañarla a su carruaje… y haber visto las ruedas ponerse en movimiento, giré sobre mis talones y caminé, más muerto que vivo, hacia… donde el otro yo me estaba esperando”,
comienza la carta de 12 páginas que le escribe Thomas Jefferson el 12 de octubre de 1786.
Según cuenta la historia, plasmada en una de sus cartas más famosas, “El diálogo entre mi cabeza y mi corazón”, Thomas Jefferson afirmaba no solo no dejar de pensar en ella, sino incluso la posibilidad de que ella se fuera a Estados Unidos con él, pues no solo se admiraban mutuamente, sino que incluso compartían muchos gustos.
El amor entre Thomas Jefferson y María Cosway que quedó plasmado en cartas de amor, mostró la “complejidad dentro del propio Jefferson”, según refirió a la BBC, John Kaminski, director del Centro para el Estudio de la Constitución estadounidense de la Universidad de Wisconsin-Madison.
El profesor Kaminski recopiló algunas de las cartas de amor que se intercambiaron Thomas Jefferson y María Cosway, en el libro “Jefferson in Love” (Jefferson enamorado).
El amor imposible entre Thomas Jefferson y María Cosway
Sin embargo, aunque ella también se enamoró perdidamente de él, con quien se mandó varias cartas durante el tiempo que el estadounidense pasó en Francia, Conway no podía corresponderle completamente a pesar de su amor a primera vista, pues estaba casada con el pintor Richard Cosway, con quien contrajo nupcias a los 18 años.
La joven María Cosway era una mujer casada con uno de los artistas más reconocidos en su época, y aunque el matrimonio se celebró con el fin de poder ayudar económicamente a su familia, Cosway era una católica devota que no creía en la legitimidad del divorcio.
Los obstáculos para que pudieran vivir su amor eran más fuertes que el sentimiento entre ambos por ello, al final el diplomático volvió solo a su país, y María Cosway terminó diciéndole, en 1786, “si no puedo estar contigo en la realidad, lo haré en la imaginación”