El Ejército israelí bombardeó este lunes el sur de la Franja de Gaza después de que milicianos palestinos lanzaran una andanada de proyectiles contra su territorio, tras casi nueve meses de guerra.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, afirmó el domingo que sus tropas libran “una dura batalla” en el territorio palestino azotado por la guerra que estalló tras el ataque sin precedentes del movimiento islamista Hamás el 7 de octubre en el sur de Israel.
Las Brigadas Al Quds, el brazo armado de la Yihad Islámica, reivindicaron este lunes que lanzaron una andanada de cohetes hacia Israel, “en respuesta a los crímenes del enemigo sionista contra nuestro pueblo palestino”.
El Ejército israelí reportó que detectó cerca de “20 proyectiles provenientes del sector de Jan Yunis”, en Gaza, y afirmó que algunos fueron interceptados.
Denuncian torturas por parte de Israel
Israel liberó a decenas de palestinos presos, entre ellos el director del hospital Al Shifa de Ciudad de Gaza, Mohamed Abu Salmiya, detenido en noviembre, y retornaron este lunes al territorio palestino.
Salmiya denunció haber sido sometido a “graves torturas” durante su detención y afirmó que “muchos presos murieron en los centros de interrogación y fueron privados de comida y medicinas”.
El conflicto estalló el 7 de octubre, cuando milicianos islamistas mataron a mil 195 personas, en su mayoría civiles, y secuestraron a 251 en el sur de Israel, según un recuento de AFP basado en datos oficiales israelíes.
El ejército israelí estima que 116 personas permanecen cautivas en Gaza, 42 de las cuales habrían muerto.
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En respuesta, Israel lanzó una ofensiva que ya ha dejado al menos 37 mil 900 muertos, también civiles en su mayoría, en Gaza, según el Ministerio de Salud del gobierno de Hamás, que está en el poder en este territorio desde 2007.
Las negociaciones para alcanzar un acuerdo de tregua están estancadas. Israel insiste en seguir la guerra hasta la “aniquilación” de Hamás y la liberación de todos los rehenes. El movimiento islamista palestino exige un cese el fuego permanente y la retirada de las tropas israelíes de Gaza.
Continúa la batalla
El ejército israelí lanzó hace cinco días una operación militar en el barrio de Shujaiya, en el este de Ciudad de Gaza, donde este lunes arrecian los combates.
La Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) calcula que entre 60 mil y 80 mil personas huyeron del este y el noreste de Ciudad de Gaza desde que los militares israelíes emitieron una orden de evacuación el jueves.
Varios testigos reportaron bombardeos en Rafah, en el sur del territorio palestino, en la frontera con Egipto, y en el campamento de Nuseirat, en el centro.
Las tropas israelíes lanzaron una operación terrestre en Rafah el 7 de mayo con el objetivo de combatir lo que catalogaron como el último gran bastión de Hamás, una ofensiva que desató un éxodo de cientos de miles de palestinos.
Netanyahu declaró el domingo que el ejército libra una “dura batalla” en el terreno, después de que hace una semana afirmara que la “fase intensa de los combates contra Hamás está a punto de terminar”.
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La guerra ha provocado un desplazamiento masivo de la población y una catástrofe humanitaria en este territorio palestino, que está sometido a un cerco por Israel casi desde el inicio del conflicto.
La ayuda humanitaria entra con cuentagotas y los 2.4 millones de habitantes de Gaza sobreviven en condiciones que la ONU califica como “desastrosas”.
Miles de niños sufren por la falta de alimentos, afirma la Organización Mundial de Salud (OMS) que a mediados de junio registró “32 muertes debido a la desnutrición, incluyendo 28 niños de menos de 5 años”.
En el campamento de desplazados de Deir al Balah, Sami Hamid, un farmacéutico reportó un aumento de las infecciones cutáneas, como la sarna, y afirmó que hay muchos casos de varicela y hepatitis, que probablemente están vinculados a las aguas residuales sin tratar que corren junto a las carpas.
“Las consecuencias son catastróficas, especialmente para los niños“, relató.