Ante el temor que dejan cuatro asesinatos de mandatarios y candidatos, así como otros atentados contra aspirantes políticos en Ecuador, a la par de un aumento en la delincuencia, la industria de la seguridad en el país sudamericano vive un boom. Esto se refleja con filas de espera para blindar vehículos y adquirir chalecos antibalas.
En Quito, una fábrica no se da abasto para atender a decenas de autos que esperan turno para ser transformados en acorazados de vidrios oscuros. Sus dueños pagaron fortunas para blindarlos ante la violencia del narcotráfico que crece a la par de la industria de seguridad en Ecuador.
Camionetas de alta gama llegan al taller, donde los trabajadores las desbaratan y refuerzan hasta el último rincón con materiales especializados para resistir balazos.
A mano y con máquinas, cubren cualquier orificio por el que se pueda colar un proyectil y acabar con la vida del conductor o sus pasajeros, como sucede con mayor frecuencia cada vez en Ecuador.
[NO TE PIERDAS: Asesinan a otro político a tiros en Ecuador, militaba en partido afín al exmandatario Rafael Correa]
La demanda de seguridad crece en Ecuador, país de 18.3 millones de habitantes: políticos de todas las corrientes espantados por las amenazas y los atentados, empresarios que temen ser secuestrados con fines extorsivos, medios de comunicación, entre otros.
Dado “el nivel de inseguridad que vivimos ahora (…) la gente está buscando esta alternativa”
Nicolás Reyes / fabricante de autos blindados
Hace poco más de un año inauguró su planta de producción en la capital, nuevo foco del terror que impone el narcotráfico tras años en los que la violencia golpeaba sobre todo al puerto de Guayaquil, al suroeste, en el Pacífico.
“No estamos seguros en ninguna parte, esa es una constante ahora en el país (…) Depende también de nosotros cuidarnos”, se queja Cristian Bravo, un profesional en comercio exterior de 46 años.
Se multiplica la demanda
“Al menos en nuestra ciudad, aquí en Quito, este último año se ha duplicado o triplicado” la venta de blindados, dice el empresario Fernando Sánchez.
Y es que el boom de seguridad coincide con el brote de violencia que asedia a la capital de Ecuador en la antesala de las elecciones de este domingo. El 9 de agosto dejaron su primer magnicidio, cuando sicarios, supuestamente colombianos, mataron a tiros al candidato presidencial Fernando Villavicencio, cuando se acababa de subir a su camioneta sin blindaje.
Lejanos están los tiempos en los que Ecuador era un baluarte de paz en medio de Colombia y Perú, los mayores productores mundiales de cocaína. Ahora sus puertos son cruciales para la exportación de la droga, mientras crece la corrupción en organismos estatales, de acuerdo con expertos.
Al día siguiente del magnicidio, las llamadas de clientes llovían pidiendo cotizaciones, cuenta Sánchez. El ritmo frenético de fabricación lo ha llevado a ampliar las instalaciones de su empresa por falta de espacio.
Reyes coincide: El atentado contra Villavicencio “sin duda fue (…) la gota que derramó el vaso”.
Sin que existan cifras oficiales, para Carla Álvarez, experta y académica en temas de seguridad en Ecuador, “hay un boom” de esa industria. Se trata de una repuesta “natural ante la percepción” de desprotección de los ecuatorianos.
Mientras que la encuestadora Gallup reveló a inicios de este año que Ecuador fue el país con mayor sensación de inseguridad en América Latina durante 2022, con el 62% de los encuestados.
También, el impulso a las escoltas
De igual forma, la demanda de equipo de seguridad se incrementó en la vida política, donde candidatos presidenciables y periodistas que cubren la campaña electoral se protegen con chalecos antibalas. Incluso, el aspirante Daniel Noboa asistió el domingo al único debate oficial usando este tipo de traje blindado.
Tanto el partido de Villavicencio como otras corrientes políticas culpan al actual gobierno de Guillermo Lasso de la crisis. Algunos le reclaman que entregó la seguridad a entes privados, como las empresas que protegen edificaciones.
Mientras que en Ecuador hay unos 120 mil guardias de seguridad, el doble que agentes de la policía, según dijo el ministro del Interior, Juan Zapata, a Ecuavisa.
Para la experta Álvarez, la industria de la seguridad en Ecuador sigue los pasos de países expertos en la materia que lidian con cárteles o guerrillas, con el agravante de que la pequeña nación tiene peores índices de asesinatos.
En 2022 el país marcó el récord de 26 homicidios por cada 100 mil habitantes. México registró 25, Colombia 24 y Brasil 23, según cifras oficiales, mientras los analistas estiman que este año la tasa en Ecuador trepará hasta un 40.
Blindaje, “masificado”
Destaca que los blindajes más económicos para automóviles rondan los 20 mil dólares, en un país con un salario mínimo de 450 dólares.
“La gente que vive en zonas de élite se siente muy vulnerable”, explica Álvarez.
Pequeños negociantes sin ese poder adquisitivo recurren a otras alternativas para enfrentar la pesadilla del crimen. Según el experto en seguridad, Christopher Eggeling, Ecuador cada día vende más cascos y chalecos antibalas desde 280 dólares.
“Nos ha comprado mucha gente, médicos, profesores, nos han comprado también en el sector camaronero, lo que son transportadores, inclusive transporte pesado”, dice.
En Guayaquil, los camaroneros van pasos más adelante y han formado sus propios cuerpos de seguridad para mantener a salvo los crustáceos de ladrones. Ecuador es el principal productor y exportador de camarón del mundo.
Los chalecos son un “producto que se ha masificado”, remarca Eggeling.