Mientras se multiplican las alertas sobre el daño masivo que causará el cambio climático en las próximas décadas, grandes empresas comenzaron a fijarse objetivos para reducir sus emisiones de carbono. ¿Pero es un compromiso genuino o una estrategia de propaganda?
A las puertas de la cumbre COP26 de Glasgow y ante las advertencias de la ONU sobre una “catástrofe climática”, analistas y grupos de reflexión consideran que todavía hay mucho por hacer.
La catedrática del Tecnológico de Monterrey, Beata Wojna, explica que los líderes del G20 no han logrado metas ambiciosas en cuanto a temas climáticos, siendo ésta una antesala al COP26.
El mensaje que se rescata del G20 es que la economía es sólida aún después de la pandemia por el COVID-19
Beata Wojna
20 países son los culpables del 80% de la contaminación del planeta.
Desde 2019, el número de compañías que buscan reducir su balance de emisiones a cero en el futuro se ha multiplicado por seis y llega hasta 3 mil, indicó BP en un informe en julio.
Pero la expresión “balance cero” puede esconder muchas emisiones en función de la definición escogida por la compañía.
Muchas firmas señalan que sus emisiones directas alcanzarán un balance cero en las próximas décadas, pero dependiendo de cómo producen, las emisiones indirectas pueden ser mucho mayores.
Por ejemplo, numerosos productores de petróleo se comprometen a cero emisiones directas, pero obvian las vastas consecuencias del crudo que distribuyen.
Dentro de los países participantes en estas Cumbres se encuentran dos muy grandes: la Unión Europea y Estados Unidos, ambos se han comprometido a reducir el efecto invernadero en próximos años.