“El pinchacito, de momento me dio un ardorcito, me siento divina”, explicó Cecilia Reyes, de 69 años, después de recibir la primera dosis de Abdala, una de las vacunas proyecto del Gobierno de Cuba, y con el que La Habana empezó la inmunización masiva de habitantes contra el coronavirus (COVID-19).
Si Abdala demuestra eficacia, ayudaría a mejorar el acceso a las vacunas en América Latina, una de las regiones más afectadas por el virus. Sin embargo, aunque el Gobierno de Cuba admite que hacen falta algunos resultados, aclaró que es seguro que ya hay más ventajas que riesgos con su antídoto.
No es una casualidad
El sector biofarmacéutico de Cuba tiene una larga historia de desarrollo, producción y exportación: concluyó los ensayos de las fases experimentales en la isla para Abdala, al aplicar inyecciones a más de 48 mil voluntarios. Ésta es sólo una de cinco vacunas que se están desarrollando en la nación.
- Cuba autorizaría en junio el “uso de emergencia o un registro condicionado” para Abdala y Soberana 2
- Al igual que en otros países, la vacunación inició en adultos mayores y personas con comorbilidades
La ciudadanía habla
Cecilia Reyes fue vacunada en Regla, municipio de La Habana, y fue una de las primeras en recibir la vacuna Abdala en Cuba por ser hipertensa, cardiópata y asmática; pasó una hora en vigilancia médica, como establece el protocolo de vacunación.
“Me siento divina, no me dio nada (ninguna reacción) y ahora voy a trabajar, voy a hacer unas papas rellenas”.
También a la espera de la orden para regresar a casa, y sin sufrir ninguna reacción adversa, Ana María Cabrera, de 74 años, destacó estar “ansiosa por este momento”, ya que no oculta su preocupación “por todos los casos (de coronavirus)” que Cuba está reportando diariamente.
“Nos van a poner dos dosis de Abdala y la tercera de Soberana 2. Fue lo que me dijo el doctor en la entrevista inicial. Me preguntó sobre dolencias, medicamentos que tomo, y me dijo en detalle el proceso”.