Canadá se encamina a su peor año de incendios forestales ante las previsiones de que las condiciones cálidas y secas continuarán durante el verano boreal, mientras el humo ya se extendió a varias ciudades en Estados Unidos, así como Noruega.
Asimismo, se prevé que la situación que ya registra récord de evacuados, así como centenares de fuegos simultáneos, enfrentan al país a un enorme desafío logístico, debido a que “la distribución de los incendios de costa a costa es inusual. En esta época del año, los incendios generalmente solo estallan en un lado del país a la vez, con mayor frecuencia en el oeste”, según refirió Michael Norton, del Departamento de Recursos Naturales de Canadá.
Y es que mientras son las provincias quienes dan el socorro, apoyadas por el ejército únicamente bajo solicitud, hasta ahora el gobierno federal ha apoyado a Alberta, que se vio muy afectada en mayo y aún lucha contra más de 70 incendios; a Nueva Escocia, poco acostumbrada a este tipo de desastres; y a Quebec, asolada por más de 150 incendios desde principios de junio.
Pero en caso de emergencia, Canadá también apela a cientos de bomberos extranjeros de una veintena de países: Australia, Estados Unidos, México, Nueva Zelanda y Sudáfrica ya enviaron refuerzos. Y se esperan otros de España, Francia y Portugal. Además, unos mil nuevos bomberos se están capacitando actualmente en Canadá.
Cómo enfrentan los incendios
Todos ellos deberán encarar una ardua tarea: “Cuando estalla un gran incendio, es imposible optar por un ataque directo”, explica Marc-André Parisien, especialista en gestión del riesgo de incendios, quien agregó que “en un incendio con llamas de 30 metros, enviar bombas de agua es como escupir en una fogata, es ineficaz”.
Una de las soluciones suele ser encender otros fuegos “para poder quemar cualquier combustible en la ruta del incendio gigante”, explica Parisien. Pero al final, “solo la lluvia real o el invierno” pueden poner fin a los incendios gigantes.
Asimismo, Norton agregó que ante el número y magnitud de los incendios, Quebec anunció recientemente que no podía combatir todos los incendios a la vez, algunos de los cuales estaban ubicados en áreas inaccesibles por carretera.
“Con el personal que tenemos podemos cubrir unos 40 incendios al mismo tiempo, pero hay 150 en marcha”, dijo el miércoles el primer ministro de la provincia, François Legault. Por lo tanto, los esfuerzos se concentran en las ciudades y la infraestructura crucial para minimizar el daño.
Canadá, que tiene una flota de 55 bombarderos de agua envejecidos, necesita más aviones, indican también algunos expertos. “Cada vez resulta más difícil mantenerlos debido a la antigüedad de esta flota, que ahora tiene 50 años“, dijo John Gradek, especialista en aviación de la Universidad McGill de Montreal. Según él, se necesitan urgentemente 75 bombarderos de agua adicionales.
Y es que según refirió Yan Boulanger, investigador del Ministerio de Recursos Naturales de Canadá y especialista en incendios forestales, “por cada grado de aumento de temperatura en el bosque boreal, el tamaño de los incendios se triplica”.
Mejorar la política de prevención
Según los climatólogos, Canadá se está calentando más rápido que el resto del planeta: entre 1.7 y 3 °C, en comparación con un promedio mundial de 1.1 °C desde la época preindustrial.
Para hacer frente a los incendios forestales en Canadá, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, reconoció en los últimos días que “los recursos (son) limitados”. Por lo que, de acuerdo con el ministro de Protección Civil canadiense, Bill Blair, ya consideran adquirir equipos adicionales y bombardeos de agua, mientras el parlamento piensa en aumentar los créditos fiscales para los bomberos voluntarios, pues se necesitan unos 15 mil tragahumos más.
“No hay duda alguna de que en los próximos años tendremos que pensar seriamente en cómo podemos equiparnos para enfrentar esta nueva realidad. Nos enfrentaremos a fenómenos meteorológicos cada vez más extremos”
Justin Trudeau / primer ministro de Canadá
Pero muchos expertos observan que hay que poner el acento en una mejor política de prevención.
Entre las soluciones manejadas aparecen la posibilidad de apostar por árboles menos inflamables y preparar mejor los bosques, reduciendo la cantidad de vegetación fácilmente inflamable, así como reutilizando técnicas indígenas, practicadas durante milenios, como la quema controlada.
Ya no sólo es problema de Canadá
Por otro lado, el humo de los cientos de incendios forestales activos en Canadá, de por sí inéditos por su intensidad, ya llegó a varias ciudades de Estados Unidos, como Nueva York, donde además de encenderse las alarmas sanitarias se han cancelado vuelos y cerrado escuelas, así como a Noruega, en Europa, donde los niveles de contaminación ya son medibles.
Tan sólo en EU, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) afirma que más de 111 millones de personas se ven afectadas por alertas de calidad del aire en gran parte del noreste estadounidense.
Y es que según la Sociedad de Protección de Bosques contra los Incendios (SOPFEU, por sus siglas en francés) canadiense las llamas han arrasado 900 mil hectáreas de bosques en Quebec desde principios de año, toda vez que las condiciones climáticas empujan su humo hacia el sur y al este, incluso a miles de kilómetros de distancia.
Mientras tanto, en Europa el investigador del Instituto Noruego de Investigación Climática y Medioambiental (NILU), Nikolaos Evangeliou, afirma que desde el lunes el sur de Noruega registra concentraciones “muy bajas” de partículas de humo, especialmente en la estación de Birkenes.
Sin embargo, apuntó que las mediciones varían y “no vemos un pico grave ni un aumento importante (…) Por lo tanto, no vemos un problema medioambiental ni tampoco un riesgo grave para la salud” en el país.
En tanto que, en Washington, el jueves la situación era incluso peor que el día anterior, por lo que incluso se pospusieron un evento para celebrar el mes el orgullo LGBT+ afuera de la Casa Blanca y un partido de béisbol profesional.
Contra la salud
La preocupación por los efectos en la salud se refiere principalmente a las personas vulnerables como niños, ancianos o personas con problemas cardíacos o respiratorios. Según un vocero del Departamento de Salud de Nueva York las visitas a salas de emergencias relacionadas con ataques de asma aumentaron en la ciudad en “unos pocos cientos”, todavía sin desbordar los servicios.
Ello, enmarcado en las impresionantes imágenes de Nueva York inmersa en una luz naranja que circularon el miércoles, aunque el cielo se despejó el jueves.
“Nunca vi algo como esto”, afirmó Linda Juliano mientras aceptaba una de las millones de mascarillas distribuidas a los neoyorquinos, agregando que “me recordó mucho al 11-S ver el cielo lleno de humo”, describiendo el smog sepia como “aterrador”.
Además, los zoológicos de Washington, Bronx y Central Park se cerraron, y los alumnos de las escuelas públicas de Nueva York toman sus clases de forma remota este viernes, a la vez que la Agencia de Aviación Civil (FAA, por sus siglas en inglés), informó de vuelos retrasados por baja visibilidad en Nueva York (LaGuardia, Newark) y Filadelfia.