Boris Johnson, exprimer ministro británico, sí “engañó deliberadamente” al Parlamento respecto a su asistencia a las fiestas realizadas en Downing Street durante el confinamiento por el COVID-19, cuando estaba en el poder, por lo que podrían vetarle el acceso al Palacio de Westminster.
Este jueves, y tras su renuncia como diputado la semana pasada a la Cámara de los Comunes, una comisión parlamentaria concluyó que el exdirigente conservador mintió deliberadamente al asegurar que su asistencia a las fiestas realizadas en su residencia durante el confinamiento se trató de una cuestión “legal” requerida por su trabajo.
Mientras que, de no haber renunciado a su cargo el viernes pasado, tras ser informado sobre los resultados de la investigación que duró 14 meses sobre las reuniones, el político Boris Johnson habría sido suspendido por 90 días por “desacato reiterado y por intentar socavar el proceso parlamentario”, mientras que ahora podría enfrentar el veto.
“No existe ningún precedente de un primer ministro que haya engañado deliberadamente a la Cámara”, afirmó la comisión, agregando que “engañó a la Cámara en un asunto de la mayor importancia para la Cámara y para el público, y lo hizo reiteradamente”.
Sin embargo, el informe de la comisión será debatido el lunes por el pleno de los diputados, y sometido a votación, donde el organismo interno de la Cámara baja pedirá, entre otras cosas, que se vete a Johnson el acceso a la sede del Parlamento, que habitualmente es un privilegio de los ex primeros ministros.
Entre mentiras y ataques
Además, la comisión consideró en su informe que además del engaño deliberado el comunicado que Boris Johnson emitió al informar sobre su renuncia representa un “ataque contra las instituciones democráticas” británicas, pues el exlegislador aseguró que la investigación se trata de un “montaje político” en su contra, pese a que la comisión la integran en su mayoría miembros de su propio partido.
Mientras que el exmandatario mantuvo este jueves su actitud crítica, tildando a la comisión de “antidemocrática”, además de que “tiene como objetivo ser la estocada final de un prolongado asesinato político“.
“La comisión no encontró ni una sola prueba”, afirmó Johnson que en un vehemente comunicado aseguró que su asistencia a las fiestas se trató de una cuestión “legal” requerida por su trabajo.
En tanto que el objetivo de la comisión fue determinar si Johnson mintió intencionadamente al afirmar que las restricciones contra el COVID-19 habían sido respetadas durante las fiestas celebradas en Downing Street entre 2020 y 2021 durante los confinamientos.
Entretanto, mientras la número dos del opositor Partido Laborista, Angela Rayner, comparó la reacción de Johnson “con la de un niño que tira sus juguetes del coche porque lo pillaron”, la asociación de víctimas del COVID-19 calificó de “tragedia total que Johnson estuviera al mando cuando se produjo la pandemia y no debería permitírsele volver a presentarse a ningún cargo público”.
El caso contra Johnson
El escándalo del “partygate” estalló tras revelarse que Johnson y decenas de altos funcionarios fueron multados por violar las normas de distanciamiento social que el gobierno impuso para la población, lo que desató indignación en la opinión pública, especialmente entre los familiares de personas muertas por el COVID.
Este escándalo fue el catalizador de una acumulación de polémicas que obligaron a Johnson a dimitir en julio de 2022, acorralado por su propio partido, aunque conservó su cargo de diputado y siguió teniendo mucha influencia en la mayoría conservadora.
En marzo, Johnson compareció durante más de tres horas ante la comisión y afirmó “con la mano en el corazón” que no mintió al Parlamento.
En sus conclusiones, el informe señaló que “algunas de las negaciones y explicaciones del señor Johnson fueron tan poco sinceras que, por su propia naturaleza, fueron intentos deliberados de engañar a la comisión y a la Cámara”.
La investigación señaló además que al revelar detalles de las conclusiones del informe la semana pasada, Johnson incurrió en una violación de la confidencialidad que constituye “un desacato grave”.
Johnson, un arquitecto del Brexit, llegó al poder tras liderar a su partido en una aplastante victoria en las elecciones de 2019.