Australia informó el lunes de su primera muerte confirmada por la nueva variante Ómicron de COVID-19, se trata de un hombre de unos 80 años con problemas de salud previos.
Esto en medio de su mayor aumento diario de infecciones, pero las autoridades se abstuvieron de imponer nuevas restricciones diciendo que las tasas de hospitalización seguían siendo bajas.
Además marcó un hito sombrío para el país que tuvo que revertir algunas partes de una reapertura por etapas después de casi dos años de bloqueos intermitentes, debido al nuevo brote.
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La variante Ómicron en Australia
Las autoridades no dieron detalles adicionales sobre la muerte de Ómicron, excepto para decir que el hombre contrajo el virus en un centro de atención para ancianos y murió en un hospital de Sydney.
“Esta fue la primera muerte conocida en Nueva Gales del Sur (estado) relacionada con la variante preocupante de Ómicron”.
Christine Selvey,epidemióloga de NSW Health, en un video publicado por el gobierno.
Ómicron, que según los expertos en salud parece más contagiosa pero menos virulenta que las cepas anteriores, comenzó a extenderse en el país justo cuando eliminó las restricciones en la mayoría de las fronteras nacionales y permitió que los australianos regresaran del extranjero sin cuarentena, lo que llevó el número de casos al más alto de la pandemia.
Acortan la espera para la vacuna de refuerzo ante la irrupción de Ómicron
Australia redujo el viernes el tiempo de espera de los pacientes para recibir la vacuna de refuerzo contra el COVID-19, después de que un nuevo aumento récord de las infecciones diarias en el país provocara la cancelación de vuelos y pusiera patas arriba los planes de viaje por Navidad.
A partir del 4 de enero, el país ofrecerá vacunas de refuerzo a todas las personas mayores de 18 años que se hayan vacunado por segunda vez cuatro meses antes, y el intervalo se reducirá de nuevo a tres meses a finales de mes, dijo el ministro federal de Sanidad, Greg Hunt.
Australia ha estado tratando de intensificar el despliegue de refuerzos después de convertirse en uno de los países más vacunados del mundo contra el COVID-19, con más del 90% de las personas mayores de 16 años que han recibido dos dosis.
Mientras que, la Organización Mundial de la Salud advirtió a principios de este mes que los países ricos no debían acumular vacunas de COVID-19 para las inyecciones de refuerzo mientras intentaban combatir la nueva variante de Ómicron, argumentando que esta práctica amenaza los suministros para los países más pobres, donde las tasas de inoculación son todavía bajas.