La deforestación en la Amazonía y la sabana de Brasil alcanzó niveles récord en febrero, según cifras oficiales divulgadas este viernes 10 de marzo que exponen los desafíos que enfrenta el presidente izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva para revertir la destrucción ambiental.
Imágenes satelitales detectaron 322 kilómetros cuadrados de cobertura forestal destruida en la parte brasileña de la mayor selva tropical del planeta, lo que supone un aumento de 62% respecto al registro de febrero de 2022, que ya había sido récord, según el sistema de vigilancia DETER del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE).
En el bioma del Cerrado, una sabana tropical de enorme diversidad ubicada al sur de la Amazonía de Brasil, se identificaron 558 kilómetros cuadrados destruidos, 99% más que en febrero de 2022 y casi el doble que el récord anterior (283 kilómetros cuadrados), de febrero de 2020.
Las cifras no sorprenden, puesto que el récord para febrero en la Amazonía de Brasil había sido alcanzado ya el día 17 de ese mes. Pero son números desfavorables para Lula da Silva, en quien la comunidad internacional deposita esperanzas para revertir la destrucción registrada durante el mandato del ultraderechista Jair Bolsonaro (2019-2022).
Lula aseguró que “Brasil está de vuelta” para combatir el cambio climático, tras cuatro años en los que la deforestación anual promedio en la Amazonía aumentó 75% respecto a la década anterior. La Presidencia no respondió de inmediato sobre las cifras de febrero, que siguen a una caída de 61% en enero.
Hasta ahora, Lula movilizó a las agencias de protección ambiental, relanzó un programa nacional de protección de la selva y reunió apoyo internacional para reactivar el Fondo Amazonia, que dispone de más de 580 millones de dólares para combatir la deforestación.
Ambientalistas piden nuevas estrategias para detener deforestación en Brasil
Grupos ambientalistas por ahora se muestran pacientes con el nuevo gobierno, mientras aguardan los datos de la temporada seca, que empieza en julio, cuando la deforestación suele aumentar.
“Es difícil revertir los daños de una política antiambiental en tan poco tiempo”, dijo Frederico Machado, de la ONG WWF-Brasil.
“La reducción de la deforestación en Brasil solo ocurrirá cuando se revierta de forma consistente la fragilización de las instituciones de control”, añadió en un comunicado.
El portavoz de Greenpeace Brasil, Rómulo Batista, celebró los esfuerzos del gobierno, pero advirtió que Lula deberá emplear nuevas estrategias. “Se requiere mucho más trabajo”, afirmó.