Aafia Siddiqui, cuya liberación habría sido reclamada en la toma de rehenes este fin de semana en una sinagoga de Texas, es una científica paquistaní condenada a 86 años de cárcel en Estados Unidos por estar supuestamente vinculada a grupos yihadistas.
Varios movimientos yihadistas ya habían reclamado la liberación de esta mujer de 49 años, actualmente detenida en un hospital penitenciario en Fort Worth, cerca de Dallas.
Formada en Estados Unidos, Aafia Siddiqui fue la primera mujer en ser sospechosa de vínculos con Al Qaida por Washington.
Un tribunal federal de Nueva York la condenó en 2010 a 86 años de cárcel por haber intentado disparar contra militares estadounidenses cuando estaba detenida en Afganistán.
Este domingo, en la toma de rehenes de más de 10 horas en la sinagoga de Colleyville, Texas, cuatro personas fueron liberadas sanas y salvas, y el asaltante fue abatido por la policía.
Según medios estadounidenses, el hombre reclamaba la liberación de Siddiqui. Pero, la científica “no está implicada” en el ataque, según dijo su abogada en declaraciones a la cadena CNN, asegurando que su clienta condenaba estas acciones.
Aafia Siddiqui viajó con 18 años a Estados Unidos, donde vivía su hermano, para estudiar en el prestigioso MIT de Boston. Luego obtuvo un doctorado en neurociencias en la Universidad de Brandeis, cerca de Boston.
Pero tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, fue localizada por el FBI por sus donaciones a organizaciones islámicas y fue vinculada a la compra de gafas de visión nocturna y libros de guerra, por un valor de 10,000 dólares.
Estados Unidos sospecha que se unió a Al Qaida desde allí, y luego regresó a Pakistán, donde se casó con un miembro de la familia de Khalid Sheij Mohammad, uno de los cerebros de los ataques del 11 de septiembre de 2001.
Desaparición misteriosa
Hacia 2003, Siddiqui desapareció misteriosamente, con sus tres hijos, en Karachi, Pakistán. Cinco años más tarde, fue localizada en Afganistán, donde fue arrestada por las fuerzas locales en la provincia de Ghazni, en el sureste.
Durante su interrogatorio con las fuerzas estadounidenses, se hizo con un fusil y abrió fuego al grito de “Muerte a Estados Unidos”, “Quiero matar a estadounideses”.
Los soldados salieron ilesos, pero ella resultó herida.
Su encarcelamiento suscitó indignación en su país de origen.
Tras su condena, el número dos de Al Qaida en aquel momento pidió a los musulmanes “vengar” esta decisión.
Su liberación ya fue objeto de reivindicaciones de militantes, como en dos tomas de rehenes en Pakistán y durante la captura de James Foley, un periodista estadounidense secuestrado en Siria y decapitado por el Estado Islámico (EI) en 2014.
“Siddiqui no es muy conocida en Estados Unidos, pero en Pakistán, es un gran nombre muchos la consideran como una víctima inocente”, afirmó en Twitter Michael Kugelman, analista del sudeste asiático.
Esta cuestión también es motivo de tensiones diplomáticas entre Pakistán y Estados Unidos.
Durante su campaña electoral, el primer ministro paquistaní, Imran Khan, se comprometió a liberarla.