Un total de 18 migrantes subsaharianos murieron este viernes en el lado marroquí del paso fronterizo con Melilla, en un intento masivo de entrar por la fuerza en esta ciudad española enclavada en el norte de África, que acabó en un nuevo drama a las puertas de la Unión Europea.
Las autoridades marroquíes, que primero habían informado de cinco muertos, indicaron posteriormente que “trece migrantes en situación irregular en el asalto contra la ciudad de Melilla sucumbieron por la noche a sus heridas graves”.
En su primer balance, las autoridades de la provincia de Nador señalaron 76 heridos entre los migrantes, 13 de ellos de gravedad, y 140 entre los policías, cinco de ellos graves.
Se trata del primer gran intento de entrada ilegal desde que Madrid y Rabat superaron una crisis diplomática y, según las autoridades locales marroquíes, estuvo “marcado por el uso de métodos muy violentos de parte de los migrantes”.
- Del lado español, la policía dijo no disponer de información, y remitió a sus pares marroquíes.
La delegación del Gobierno en Melilla había indicado que “cerca de 2 mil migrantes” habían iniciado “una aproximación” a la ciudad a primera hora de la mañana y que 133 de ellos lograron llegar a la ciudad “tras romper con una cizalla la puerta de acceso del puesto de control fronterizo”.
En el lado español hubo 49 agentes heridos leves y 57 migrantes de diversa consideración, de los que tres fueron hospitalizados, indicó la delegación, que hizo hincapié en el amplio dispositivo y la colaboración activa de las fuerzas marroquíes.
“Fronteras que matan”
En Bruselas, el presidente del Gobierno Pedro Sánchez denunció un “asalto violento”, pero destacó “la extraordinaria cooperación que estamos teniendo con el Reino de Marruecos, y que demuestra la necesidad de tener la mejor de las relaciones”.
Sin embargo, aunque la calma había vuelto el sábado de madrugada a Nador, algunos grupos denunciaron la actuación policial y señalaron a choques previos entre los migrantes y los cuerpos de seguridad en la zona fronteriza, también reportados en días recientes por medios españoles.
Omar Naji, de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos, aseguró que en la noche previa al asalto hubo “enfrentamientos” entre los migrantes y la policía local.
La sección local de esta oenegé solicitó la apertura de “una investigación seria para determinar las circunstancias de este balance tan grueso” que muestra que “las políticas migratorias aplicadas son mortales con fronteras y barreras que matan”.
Los últimos intentos de penetración masiva en España por uno de sus enclaves norafricanos (Ceuta y Melilla), fueron a principios de marzo, antes del deshielo de las relaciones hispano-marroquíes.
La crisis diplomática entre ambos países se desató después de que España acogiera en abril de 2021 al jefe de los independentistas saharauis del Frente Polisario, Brahim Ghali, para tratarse de COVID-19 en un hospital del país.
Marruecos reivindica el Sáhara Occidental, una antigua colonia española, y la crisis diplomática se cerró cuando España abandonó su neutralidad histórica entre independentistas saharauis y Rabat, para respaldar el plan marroquí para el territorio, consistente en dotarlo de autonomía.
Este cambio de postura le valió numerosas críticas al gobierno de Pedro Sánchez, y varias voces de la oposición lo interpretaron como una concesión a Rabat para que frenara la llegada de inmigrantes.
Ceuta y Melilla, puerta a la UE
El punto álgido de la crisis hispano-marroquí se dio en mayo de 2021, cuando, aprovechando que las autoridades marroquíes habían relajado los controles, unos 10 mil inmigrantes entraron en Ceuta.
A pesar de que Madrid y Rabat han arreglado sus relaciones, Pedro Sánchez avisó en junio que “España no va a tolerar la instrumentalización de la tragedia de la inmigración irregular como arma de presión”.
La mejora de las relaciones con Marruecos, plataforma de salida de la mayoría de los inmigrantes irregulares que llegan a las costas españolas, provocó un descenso de las llegadas.
Así, la cantidad de emigrantes que arribaron en abril a las costas del archipiélago español de Canarias, primer mes de la vuelta a la normalidad bilateral, fue ya un 70% menor que en febrero, según datos del Ministerio de Interior español.
Madrid, que será sede de la cumbre de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), del 28 al 30 de junio, abordará con sus aliados el tema de la emigración irregular como instrumento de presión entre países, como “amenaza híbrida”, no convencional.
Ceuta y Melilla constituyen las dos únicas fronteras terrestres entre la UE y el continente africano, y miles y miles de emigrantes subsaharianos sueñan con alcanzarlas como primer paso para su instalación en Europa.