Jaquelin Febrillet tenía 26 años y trabajaba a dos cuadras de las Torres Gemelas cuando un atentado las derribó el 11 de septiembre de 2001. 15 años después fue diagnosticada con un cáncer metastásico. La única explicación lógica: la nube de cenizas y desechos tóxicos en la cual se encontró inmersa el día de la catástrofe.
“Se determinó que como resulté tan afectada, estaba aquí y estuve tan expuesta, mi cáncer probablemente estaba relacionado con el 11 de septiembre. Y también se desarrolló en mis pulmones, y nunca fumé, y también se extendió muy rápidamente”, dijo.
Jacquelin no es la única. Más allá de los cerca de tres mil fallecidos y más de seis mil heridos en los atentados, Nueva York todavía no termina de contabilizar las personas enfermas de cáncer y otros males graves vinculados a la nube tóxica que planeó durante semanas sobre el sur de la isla.
Mientras tanto, Richard Farher, Víctima de cáncer vinculado a atentados del 11 de septiembre no comprende cómo los terroristas provocaron su cáncer.
“No puedo decirlo al 100% pero sí sé que podría haber habido más esfuerzos para limitar la exposición de adultos sanos, para que no tuvieran que respirar el aire y no fueran instados a volver al trabajo.”
Por otro lado, Jaquelin Josefa Febrillet y Matthew Baionne, abogados que representan a sobrevivientes de atentados del 11 de septiembre recalcaron que nunca hubo un ataque comparable al del 11 de septiembre.
“Nunca hubo una exposición química comparable. Nadie podía predecir lo que pasaría con miles de millones de toneladas de materiales de construcción en combustión durante 99 días, emitiendo químicos en el aire de la ciudad.”