¿Sabes por qué se comen palomitas de maíz en el cine? Cuando vamos a ver una película, es impensable sentarnos a disfrutar de una buena trama sin la compañía de las deliciosas y crujientes rosetas.
- La historia de su origen resulta bastante interesante, por lo que hoy, día en que Estados Unidos festeja a este rico alimento, en Unotv.com te vamos a contar cómo fue que se volvieron el alimento infaltable en las funciones.
¿Quién descubrió las palomitas de maíz?
Los nativos americanos de Centro y Sudamérica fueron los primeros en descubrir las rosetas. Los primeros vestigios de esta botana se remontan a hace más de 6 mil años en cuevas de México y Perú, en donde formaba parte esencial de la dieta de las antiguas civilizaciones.
- Las hacían explotar calentando los granos en una vasija con agua sobre fuego.
Hernán Cortés las ayudó a “brincar el charco”
El primer europeo que documentó su consumo fue Hernán Cortés, quien escribió sobre ellas en su diario en 1519, cuando se gestaba la conquista de las civilizaciones precolombinas.
El intercambio cultural que hubo entre América y Europa fue el responsable de que la popularidad de esta deliciosa botanita “explotara” en el viejo continente.
Charles Cretors revolucionó la forma en que se preparan
En 1885, el inventor estadounidense Charles Cretors inventó la primera máquina comercial para fabricar rosetas, la cual utilizaba aire caliente para calentar los granos, lo que producía una explosión más uniforme y eficiente.
Esta invención hizo que su consumo se popularizara rápidamente en las calles del país vecino, en el cual podías encontrar en cada esquina de un parque a un vendedor ofreciéndolas en su carrito.
¿Cómo llegaron las palomitas de maíz a las salas de cine?
En la década de 1880, las salas que exhibían películas eran muy lujosas debido a que solo las clases altas acudían a admirar el séptimo arte por su gran costo.
Los filmes eran mudos y contenían textos que explicaban la trama entre las escenas, y en aquellos tiempos los índices de analfabetismo eran altísimos, así que la clase trabajadora no acudía a esto lujosos recintos, en donde se prohibía la entrada con alimentos para evitar manchas y desastres difíciles de limpiar.
Algunas personas que se topaban con el vendedor de botanas afuera lograban colarse con sus rosetas a las funciones debido la practicidad con la que se preparan.
Causan satisfacción al ser crujientes y fáciles de comer en la oscuridad; además de que no generan manchas difíciles de lavar si se caen.
Julia Braden, la emprendedora que introdujo formalmente las palomitas de maíz al cine
La Gran Depresión fue una gran crisis económica mundial que se prolongó durante la década de 1930, previa a la Segunda Guerra Mundial. Comenzó en Estados Unidos el 29 de octubre de 1929 y se extendió a otros países, provocando una caída de la producción industrial, un aumento del desempleo y una disminución de los ingresos.
Este fenómeno financiero, sumado a la introducción del sonido en las películas (1927), generó que los costos de los eventos que entretenían a la sociedad cayeran, mientras que los precios de los alimentos subieron.
Las rosetas se mantuvieron estables debido a que la materia prima para prepararlas era muy barata; fue ahí donde Julia Braden vio la oportunidad de montar un negocio redondo: convenció a los encargados de los recintos de permitirle venderlas formalmente dentro de sus instalaciones.
A cambio de este permiso, ella compartiría una parte de las ganancias con ellos. El trato fue todo un éxito, por lo que el modelo fue copiado a nivel mundial e hizo “pop”.
Hoy en día, el cine mantiene una estrecha relación con este delicioso bocadillo, el cual difícilmente será superado por los nachos o los hot dogs que ofrecen en las dulcerías.