¿Cómo cocinar los garbanzos para que no queden duros?
¿Has cocinado garbanzos y siempre te quedan duros? Se trata de una de las leguminosas más ricas, sanas y nutritivas, por lo que las personas veganas suelen añadirlas a su dieta.
- Ya sea que comas carne o no, en Unotv.com te diremos cómo cocer bien este alimento que va perfecto en hummus, caldos y ensaladas.
¿Cómo cocinar los garbanzos para que no queden duros?
Cocinarlos hasta dejarlos suaves y perfectos puede tomar algo de práctica, pero aquí te van algunos consejos para que te queden tiernos y deliciosos:
1. Remójalos
Déjalos remojando en agua fría de 8 a 12 horas (o toda la noche) para rehidratarlos. Esto es esencial para que se cocinen de manera uniforme; si tienes poco tiempo, hiervelos en agua durante 2 minutos, apaga el fuego, tapa y déjalos reposar durante 1 hora antes de cocinarlos.
2. Ponles agua suficiente
Asegúrate de que los estén completamente cubiertos de agua mientras los cocinas, ya que absorben bastante líquido; además, cambia el agua después del remojo para evitar sabores amargos.
3. Agrega sal hasta el final
Cocerlos con sal desde el principio puede hacer que queden duros; añade la sal solo cuando ya estén tiernos.
4. Dales una cocción larga y a baja temperatura
Cocina a fuego lento para obtener la mejor textura; esto puede tomar de 1 a 2 horas en una olla normal o entre 30 y 40 minutos en una olla de presión.
5. Añade bicarbonato para suavizar
Agrega una pizca de bicarbonato de sodio (1/4 de cucharadita por cada taza de garbanzos) al agua de cocción para ayudar a ablandarlos. Esto rompe la estructura celular y facilita la cocción, pero úsalo en pequeñas cantidades para no alterar el sabor.
6. Prueba constantemente
Después de 45 minutos (en olla normal), revisa cada 15 o 20 minutos para asegurarte de que no se pasen de cocción, especialmente si los prefieres enteros y suaves para ensaladas o guisos.
Beneficios de comer garbanzos
Son una excelente fuente de proteína vegetal, lo que los hace ideales para vegetarianos y veganos, ya que ayudan en la construcción y reparación de tejidos y son una gran alternativa a la proteína animal.
También son ricos en fibra dietética, que mejora la digestión, ayuda a mantener niveles de azúcar en la sangre más estables y promueve la saciedad, lo que puede ayudar a controlar el peso.
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Contienen fibra, potasio y vitaminas del complejo B, nutrientes que ayudan a reducir el colesterol y la presión arterial, disminuyendo el riesgo de enfermedades cardíacas; también tienen calcio, magnesio y fósforo, minerales importantes para la salud de los huesos.
- Consumirlos ayuda a mantener una estructura ósea fuerte y puede prevenir enfermedades como la osteoporosis.
Son una buena fuente de colina, un nutriente importante para la función cerebral, la memoria y el desarrollo cognitivo. También contienen folato, esencial para la salud del sistema nervioso.
Su bajo índice glucémico y alto contenido en fibra ayudan a evitar picos de azúcar en la sangre; son ideales para personas con diabetes o que buscan mantener su nivel de glucosa estable.
Los carbohidratos complejos en ellos liberan energía de manera constante, lo cual es excelente para mantener un nivel de energía sostenido a lo largo del día; además, son ricos en antioxidantes como el selenio y la vitamina C, que ayudan a combatir el daño celular y protegen contra el envejecimiento y ciertas enfermedades.