¡Pásele, güerita! Día de los vendedores ambulantes: ¿Cuál es el origen de este popular oficio?
El Día del Vendedor Ambulante 2024 se celebra en varios países del mundo este jueves 14 de noviembre, fecha se dedica a reconocer la labor de los comerciantes informales, quienes desempeñan un papel importante en las economías locales y en el acceso de muchas comunidades a productos básicos y servicios.
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¿Por qué se celebra el Día del Vendedor Ambulante 2024?
La celebración del Día del Vendedor Ambulante 2024 busca reconocer el esfuerzo de quienes trabajan en condiciones muchas veces difíciles y con pocas garantías laborales; además, visibiliza su contribución económica en el comercio informal, que es un sustento esencial para millones de personas en todo el mundo.
Otra de las razones para festejarlo es promover el respeto y la protección de sus derechos, ya que en muchos casos enfrentan desafíos como la falta de seguridad social, riesgos en la vía pública y situaciones de inseguridad.
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En algunos lugares, se aprovecha para realizar campañas que concienticen sobre la importancia de mejorar las condiciones laborales y de formalizar el trabajo de los vendedores ambulantes, promoviendo un entorno más seguro y justo para ellos.
El Día del Vendedor Ambulante 2024 no tiene un origen oficial universal, sino que su celebración varía según el país, y su propósito y significado pueden ser diferentes en cada región.
Sin embargo, la iniciativa de dedicar un día a los comerciantes informales surgió a partir de la creciente visibilidad del comercio en las economías urbanas, particularmente en países de América Latina, Asia y África.
Origen de los vendedores ambulantes
El origen de los vendedores ambulantes es antiguo y se remonta a las primeras civilizaciones humanas pues, desde la antigüedad, han existido como una forma básica y efectiva de comercio, facilitando el intercambio de bienes y servicios sin necesidad de establecimientos fijos.
- Su historia se entrelaza con el desarrollo de las ciudades, la economía y las rutas de comercio.
En civilizaciones antiguas como Mesopotamia, Egipto, Grecia y Roma, ya existían los vendedores ambulantes que viajaban de un lugar a otro, llevando productos y mercancías a comunidades que de otro modo no tendrían acceso a ellas.
- Vendían alimentos, ropa, herramientas y bienes cotidianos, y a menudo establecían sus puestos en calles o plazas concurridas.
En el Imperio Romano eran comunes en los foros y mercados de las ciudades, donde vendían desde frutas y vegetales hasta utensilios y ropa. Sus pregones y técnicas para llamar la atención de los clientes eran una característica distintiva de la vida urbana en aquella época.
Edad Media
Durante la Edad Media, los vendedores ambulantes continuaron siendo esenciales, especialmente en Europa. Viajaban entre pueblos y ciudades llevando especias, telas y otros bienes. Su rol era particularmente importante debido a la falta de tiendas fijas en muchas áreas rurales y a la economía principalmente agrícola de la época.
Los mercados ambulantes, ferias y eventos temporales eran populares en las ciudades medievales debido a que, en estos eventos, los comerciantes ofrecían productos que no estaban disponibles localmente, y su presencia ayudaba a diversificar las economías y culturas locales.
Rutas Comerciales y Expansión Global
Con el auge de las rutas comerciales como la Ruta de la Seda, muchos vendedores ambulantes se convirtieron en comerciantes itinerantes, llevando productos exóticos como seda, especias y porcelana de Asia a Europa y viceversa. Estos comerciantes ambulantes jugaron un papel vital en el intercambio cultural y económico entre civilizaciones.
En la época de la colonización, los vendedores ambulantes en América Latina, Asia y África adoptaron un papel similar, intercambiando productos locales y, con el tiempo, productos europeos que llegaban a estas regiones. Los vendedores ambulantes, en ese contexto, también ayudaron a adaptar la oferta de productos a las culturas locales.
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Con la industrialización y el crecimiento de las ciudades en el siglo XIX, los vendedores ambulantes se adaptaron a las economías urbanas. En lugares como Londres y Nueva York, era común ver a vendedores ambulantes ofreciendo productos a trabajadores y pobladores de áreas urbanas.
En América Latina, los vendedores ambulantes se convirtieron en una parte esencial del paisaje urbano. Las ciudades crecieron rápidamente, y con ello, la necesidad de bienes accesibles en lugares públicos.
El ambulantaje en México
En México, los vendedores ambulantes tienen una gran importancia tanto en la economía como en la vida social y cultural del país, pues su presencia se ha vuelto un componente esencial de las ciudades y pueblos, donde no solo ofrecen productos y servicios, sino que también aportan a la identidad cultural y generan una dinámica social única.
Es una fuente de empleo para millones de personas en México, especialmente en contextos urbanos y en sectores donde el empleo formal es limitado. Esto incluye desde personas que venden alimentos y bebidas hasta vendedores de ropa, artesanías, herramientas, y más.
- Para muchas personas, representan una opción económica y accesible para comprar productos básicos y servicios; esto es particularmente importante en áreas rurales o en comunidades de bajos ingresos.
Pueden responder rápidamente a la demanda de productos según la época del año (por ejemplo, juguetes en el Día de Reyes o decoraciones para el Día de Muertos), así como a las necesidades inmediatas de las personas en su entorno.
- Al tener bajos costos operativos, suelen ofrecer productos a precios accesibles en comparación con negocios establecidos, lo cual beneficia a sectores con menor poder adquisitivo.
En muchas zonas de México, la figura del comercio informal es parte de la cultura y tradición popular. Los pregoneros que venden tamales, atole o pan, por ejemplo, son una imagen representativa de la cultura mexicana y una parte arraigada en la identidad de los barrios y comunidades.
- Los puestos de comida son esenciales para la difusión de la gastronomía mexicana accesible, especialmente de platillos tradicionales que pueden no encontrarse en restaurantes formales.
Los mercados ambulantes y tianguis no solo son lugares de compra y venta, sino que también funcionan como puntos de encuentro y convivencia en las comunidades. Al interactuar directamente con sus clientes, contribuyen a un intercambio cultural, compartiendo conocimientos y tradiciones.
A pesar de su importancia, enfrentan desafíos significativos, como la falta de seguridad social, las regulaciones municipales, y los conflictos de espacio con el comercio formal. Esto crea una situación compleja en la que se necesita una regulación que reconozca su contribución económica y social sin afectar su actividad.
